Casi seis millones de personas sufren inseguridad alimentaria como consecuencia de la violencia en la región del lago Chad y Burundi, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La situación es especialmente preocupante en los países que integran la cuenca del lago Chad (Nigeria, Camerún, Chad y Níger) por los ataques del grupo islamista radical Boko Haram, que ha supuesto el desplazamiento forzoso de 2,7 millones de personas.
Según el último informe de la FAO, en la cuenca 3,4 millones de habitantes afrontan inseguridad alimentaria severa (no pueden acceder a los alimentos de forma segura y suficiente). La organización precisa de 12,5 millones para implementar su plan en la región.
La responsable del equipo de emergencias de la agencia en la zona, Rosanne Marchesich, alertó de que la situación empeorará todavía más si no se da una respuesta rápida en el sector primario, pues entre el 80% y el 90% de la población que vive en torno al lago Chad depende de la agricultura, la pesca y la ganadería para su subsistencia.
En los últimos meses los precios de los alimentos básicos se han duplicado en algunas provincias y la producción de cultivos básicos y de pescado ha caído por debajo de la media debido a las restricciones de acceso a los recursos y las bajas precipitaciones. Además, el cierre de fronteras también ha afectado el comercio de mercancías y el ganado, que está más expuesto al contagio de enfermedades.
En Burundi 2,3 millones de personas padecen inseguridad alimentaria, mientras que más de 366.000 personas se han visto obligadas a desplazarse -más de dos tercios a los países vecinos- por la crisis de seguridad y las inundaciones relacionadas con el fenómeno de El Niño.
Además, la inseguridad está limitando las inversiones en el campo para la producción de alimentos y las migraciones estacionales en busca de trabajo, según la FAO, que reclama 11,6 millones de dólares (10 millones de euros) para la ayuda en Burundi.
