La organización ecologista Greenpeace ha reclamado a la Comisión Europea (CE) que prohiba «de manera completa» los pesticidas neonicotinoides. Los ecologistas hicieron público en Bruselas -el día 12 de enero- un informe en el que responsabilizan a estos plaguicidas de alterar las poblaciones de abejas y otros polinizadores.
Greenpeace pretende presionar al Ejecutivo comunitario para que extienda la prohibición de estos plaguicidas más allá de la adoptada en 2013, en la que la CE restringió el uso de tres variantes (clotianidina, imidacloprid y tiametoxam).
Dave Goulson, experto de la organización y uno de los responsables del informe, pidió a la CE «extender» la restricción comunitaria actual dada la «evidencia» de la diseminación de este daño para el medio ambiente.
«Más allá de las abejas, los neonicotinoides pueden vincularse a caídas de población en mariposas, pájaros e insectos acuáticos».
Por su parte, el portavoz de Medio Ambiente de la CE, Enrico Brivio, afirmó que «todas las restricciones» de 2013 «están en vigor», y anunció para este 2017 «un debate en el comité técnico» del Ejecutivo con todos los Estados miembros en el que la institución «decidirá cómo proceder» a raíz de la publicación de este informe.
Las restricciones de 2013 estuvieron basadas en una serie de evaluaciones de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) que alegaban que estos pesticidas eran dañinos para las abejas.
El portavoz defendió que la UE «se toma la protección de las abejas muy en serio» y que está a la espera de nuevas evaluaciones de la EFSA, que previsiblemente se publicarán en otoño.
Greenpeace alega que estos pesticidas perjudican las poblaciones de abejas, abejorros, mariposas e insectos de agua y que tienen «posibles efectos de propagación» en la cadena alimentaria.
El informe recoge que desde que se aprobaron las restricciones de 2013 ha habido hallazgos científicos que revelan riesgos de migración de los neonicotinoides y su persistencia en los suelos agrícolas, canales y parte de la vegetación no agrícola.
Además relaciona el uso de neonicotinoides en áreas agrícolas a las caídas de poblaciones de mariposas, abejas y otros pájaros insectívoros en tres países comunitarios.
La organización ecologista defiende el papel «crucial» de especies polinizadoras como la abejas en la producción agrícola y alimentaria y alega en el informe que «tres cuartas partes de los cultivos del mercado global dependen de ellas en cierta medida».
Según Greenpeace, la solución pasa por «un movimiento hacia la agricultura ecológica» para «proteger los polinizadores y salvaguardar sus inestimables servicios para el beneficio de todos».