Mientras parece claro que el precio de los abonos nitrogenados seguirá disparándose con el conflicto entre Rusia y Ucrania, y justo cuando la Comisión Europea se dispone a proponer medidas para limitar esa subida, los eurodiputados franceses del grupo de los Verdes, Claude Gruffat y Benoît Biteau, han publicado un informe en el que consideran que la Comisión debe ir más lejos de lo que tiene previsto.
Recuerdan, sobre todo, que estos abonos, además de su coste financiero, tienen también un coste climático. Según ellos, «una de cada cuarenta toneladas de emisiones mundiales de gases de efecto invernadero procede de la industria de los fertilizantes nitrogenados de síntesis». La Unión Europea debe, por tanto, según los parlamentarios, fijar un objetivo obligatorio de reducción de los gases de efecto invernadero para la agricultura, sobre todo de las emisiones procedentes de la fabricación y el uso de abonos de síntesis.
Piden que los abonos químicos se integren en el mecanismo de ajuste de carbono en las fronteras y que se adopte un reglamento sobre el uso sostenible de abonos de síntesis
Para alcanzar ese objetivo, piden que los abonos químicos se integren en el mecanismo de ajuste de carbono en las fronteras y que se adopte un reglamento sobre el uso sostenible de abonos de síntesis. Ello permitiría cumplir con el objetivo de la estrategia «de la granja a la mesa» de reducir al menos en un 50% la pérdida de nutrientes así como la reducción del uso de abonos al menos en un 20% de aquí a 2030, y definir la gestión integrada de la fertilización a nivel europeo.
Gruffat y Biteau sugieren también que el respeto de la trayectoria fijada por la directiva Nitratos y la directiva marco del Agua sea un criterio para validar los planes estratégicos nacionales de la PAC. En este marco, debería contemplarse «un plan europeo ambicioso dotado con la financiación adecuada» para el desarrollo de la autonomía proteica europea.
Por último, los eurodiputados verdes hacen un llamamiento a desarrollar la investigación y la innovación en alternativas a los abonos químicos con los fondos del programa Horizonte Europa y a facilitar reglamentariamente el uso de fuentes orgánicas de nitrógeno sin comprometer los imperativos de bioseguridad.
