En los últimos días de marzo recibimos en AGROPOPULAR un correo en el que un oyente nos contaba que su padre arrancaba, al colgar el calendario del nuevo año, la hoja correspondiente al mes de abril, porque decía que era maldito.
En esta ocasión ha sido así. Aunque la sequía ya venía de antes, a lo largo de abril se ha agudizado porque ha seguido sin llover con carácter general, porque las temperaturas han sido mucho más elevadas de lo que corresponde a esas fechas del año y porque, además, han soplado vientos cálidos.
Estos fenómenos han afectado sobre todo a los cereales y a los pastos y a los cuatro puntos cardinales del territorio.
Por si todo lo anterior no fuese suficiente, en la última semana del mes han llegado las heladas, que se han cebado con los viñedos y frutales de una gran parte de la mitad sur de la Península Ibérica.
Por otro lado, en los últimos días de abril se han registrado algunas lluvias en el suroeste, lo que servido para aliviar la situación del olivar y de otros cultivos.
El agravamiento de la sequía ha provocado subidas en los precios de los cereales en el mercado interior, de acuerdo con las tablillas de las lonjas: los operadores confirman también esta tendencia al alza con incrementos que han oscilado entre 1 y 4 euros por tonelada.
Dos oleadas sucesivas de heladas han causado estragos en el campo francés. El viñedo y los frutales han sido los sectores más afectados. La producción de vino en este país se va reducir, según las primeras impresiones, lo que podría beneficiar las ventas de vino español. Por cierto, que en los últimos días se han vuelto a registrar ataques de los viticultores galos.
Además, en Francia también están padeciendo una grave situación de sequía, según ha informado la principal organización agraria de este país.
Una última noticia: los precios del aceite de oliva virgen extra se han situado ya por encima de los 4 euros por kilo.
Esperemos que mayo sea mejor y que Montoro se digne publicar la orden con la reducción de módulos.
César LUMBRERAS