La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (AESA) ha difundido este miércoles los resultados del Eurobarómetro 2022 sobre seguridad alimentaria en la UE. Recoge que, actualmente, el coste de los alimentos preocupa a los consumidores de la Unión Europea más que hace unos años y se ha convertido en el principal factor de compra. De hecho, el 54% de los europeos considera el coste como el aspecto que más influye en la compra de comida y, en España, ese porcentaje aumenta al 63%.
La encuesta, que se ha realizadado a 27.000 personas, recoge que el 51% de las personas en la UE menciona el sabor como un importante factor, seguido de la seguridad alimentaria (46%) y la procedencia del alimento (46%). Cuatro de cada diez ciudadanos de la UE dan por supuesto que los alimentos que compran son seguros.
La pandemia mundial y el estallido de la guerra en Ucrania han influido en los resultados, ya que se observa cómo el aumento del coste de la vida está afectando más que antes a la elección de los alimentos por parte de muchos europeos, ha explicado en una nota el director ejecutivo de la EFSA, Bernhard Url.
Un elevado porcentaje de europeos ha oído hablar sobre aditivos en los alimentos o bebidas (70%), residuos de plaguicidas en los alimentos (65%), residuos de antibióticos, hormonas o esteroides en la carne (63%) y enfermedades de los alimentos (60%).
Dos de cada diez europeos no modificaría su comportamiento en caso de alarma alimentaria
Las mayores preocupaciones relacionadas con la seguridad alimentaria son las enfermedades de los animales (para el 60% de los consumidores), los residuos de plaguicidas (40%) y los residuos de antibióticos, hormonas o esteroides en la carne (39%).
Un 61% de los encuestados señalan la televisión como una de sus principales fuentes de información sobre los riesgos alimentarios, mientras que el 44% menciona a familiares, amigos, vecinos o compañeros, y el 37% se refiere a los motores de búsqueda en internet, aunque las diferencias entre generaciones son importantes.
Otro de los puntos que recoge la encuesta es que dos de cada diez europeos no modificaría su comportamiento en caso de alarma alimentaria, principalmente porque consideran que ya preparan los alimentos de la forma recomendada y porque creen que todos los alimentos conllevan cierto riesgo y es imposible evitarlos al completo.