Hoy el comentario es casi tan breve como la agenda del ministro desaparecido Luis Planas para la próxima semana. El lunes, nada. El martes, nada. El miércoles, más de lo mismo y el jueves continúa con la nada. O sea, cuatro días desaparecido. Hay que esperar hasta el viernes 8 de noviembre para encontrar su primera actividad: “Luis Planas asiste al Consejo de Ministros”. ¡Ya solo faltaría que se hubiese ausentado de esta reunión!
La verdad es que no debemos extrañarnos porque su desaparición ha sido una constante en los diecisiete meses que lleva en el cargo. Lo saben bien los citricultores: la campaña pasada fue desastrosa desde su inicio en octubre en cuanto a precios y el ministro desaparecido estuvo desaparecido hasta marzo, mes en el que convocó la primera reunión con los representantes de este sector. Lo saben bien los olivareros, que también han padecido, y sufren todavía, una última campaña desastrosa por los bajos precios. ¿Cuándo se ha apuntado la primera medida? Pues hace unos días y todavía no se ha puesto en marcha. Otros doce meses con Planas desaparecido.
La próxima semana, Luis Planas, el desaparecido, desaparece también
Y otro tanto se puede decir de la situación de sequía que se ha vivido en gran parte de España, sin que desde el Ministerio quisiesen reconocerlo; se negaban incluso a pronunciar este nombre, el de sequía hasta que ya se dieron cuenta de que hacían el ridículo. Y , para remate, la próxima semana, Luis Planas, el desaparecido, desaparece también. ¿A que dedicará su tiempo? ¿Acaso será a su campaña electoral? Bueno será recordarle que, al menos de nombre, es ministro.
Editorial de César Lumbreras