De todo lo que ha sucedido hasta ahora en este año 2020 me quedo con la respuesta que dio la cadena agroalimentaria entendida en sentido amplio, desde el agricultor, el ganadero o el pescador hasta la cajera, el reponedor o el personal de limpieza del supermercado, ante una grave crisis. Sucedió allá por el mes de marzo, y también en abril, y esa respuesta permitió hacer frente a un brutal incremento de la demanda de alimentos y otros productos de primera necesidad, que llegó de pronto y concentrado en muy pocos días. No hubo desabastecimiento, salvo algún problema puntual. Y eso lo tienen que valorar el conjunto de la sociedad y los Gobiernos de turno. La conclusión es clara: el sector agroalimentario es estratégico y la cadena agroalimentaria es vital. Insisto en lo de vital.
Quiero decir con lo anterior que no debe olvidarse el papel principal que tiene la actividad agraria, que es la producción de alimentos en la cantidad necesaria para hacer frente al incremento de la población mundial, de calidad y seguridad contrastada y a precios asequibles para los consumidores, pero también remuneradores para los productores. Y, evidentemente, esto hay que hacerlo siendo respetuosos con el medio ambiente y aportando su grano de arena a la lucha contra el cambio climático. La nueva PAC y las estrategias de la granja a la mesa y horizonte 2030 hacen mucho hincapié en el papel verde de la actividad agraria, con toda la razón, pero creo, también con toda la razón, que se olvidan de la primera función, la de producir alimentos. Y a esto añado algo más: tener el mayor grado posible de autoabastecimiento de alimentos en la UE.
La llegada de la epidemia puso de manifiesto las carencias que había en España y en el resto de la UE de productos sanitarios, desde las mascarillas hasta los respiradores. No quiero pensar lo que hubiese sucedido en aquellos momentos de pánico si también hubiesen faltado los alimentos y no se hubiese podido atender el pico de la demanda que se produjo en marzo y abril. Afortunadamente no fue así y la cadena agroalimentaria tuvo capacidad de respuesta. Conviene no olvidarlo de cara a lo que se avecina en 2021: hay sectores que son estratégicos y vitales, como el sanitario y también el agroalimentario. Es una enseñanza que nos deja este 2020 y la pandemia.