La sequía se ha adueñado del campo español. Y de lo que no es campo también. Lo venimos contando en AGROPOPULAR desde hace varias semanas. La falta de precipitaciones y la escasez de agua se han convertido en fenómenos cada vez más frecuentes en nuestro país. En estos momentos las comunidades más afectadas son, de sur a norte, Andalucía, Extremadura, Castilla la Mancha, Murcia, la Comunidad Valenciana, Aragón y Cataluña. Por sectores, los cereales, el olivar y otros cultivos leñosos, así como la ganadería extensiva debido a la falta de pastos en una estación como la primavera, en la que deberían ser abundantes; además, hay que llevar agua a las explotaciones, porque charcas y abrevaderos se han secado. Suma y sigue: los embalses están a la mitad de su capacidad, con cuencas como las del Guadalquivir y las catalanas bajo mínimos.
Esta estación, la primavera, es la del deshielo, que sirve para llenar los pantanos; pero, este año, ni eso, porque no hay nieve en las montañas, tal y como contamos aquí hace tres semanas desde el Puerto de Somport, en el Pirineo de Huesca y, por lo tanto, el deshielo será mínimo-mínimo. Ahora es el campo el que padece esta situación, pero dentro de poco podrían ser también los habitantes de pueblos y ciudades en forma de restricciones de agua.
En lugar de buscar puntos de acuerdo, lo que predomina es la política partidista y de enfrentamiento
Este es, a grandes trazos, el panorama actual. Hacen falta soluciones a corto plazo y también planificación a medio y largo plazo. Se impone buscar un mínimo denominador común sobre la política de aguas. Y hay que hacerlo lo antes posible. Y eso es responsabilidad de los gobernantes de todos los colores políticos. Pero no parece que estén por la labor y menos en esta época electoral. En lugar de buscar puntos de acuerdo, lo que predomina es la política partidista y de enfrentamiento.
El último ejemplo es el conflicto que se vive estos días a cuenta de Doñana. El asunto no viene de ahora, ni mucho menos, y el problema se ha ido gestando a lo largo de los años y con Gobiernos de distinto signo político, tanto en Andalucía como a nivel nacional. Ha llegado el momento de coger el toro por los cuernos y salvar Doñana, sí, pero también hacer frente al gran problema que tenemos en la mayor parte de España con el agua. Si en lugar de hacer eso, nos ponemos solo a buscar culpables y a azuzar los conflictos por motivaciones políticas en un asunto tan sensible como este, y de tanto impacto en la población, estaremos cometiendo todos, pero especialmente los dirigentes políticos, un gravísimo error. ¡Hace falta un Pacto de Estado sobre el Agua ya! La tierra, entendida en sentido amplio, nuestra tierra, los pueblos, las ciudades, las plantas, los animales y las personas lo están pidiendo a gritos.
