La Organización de las Naciones Unidas (ONU) celebró la semana pasada en París una Cumbre dedicada a las aguas subterráneas. El objetivo de este encuentro era avanzar en el estudio y cuidado de un recurso a menudo desconocido o mal gestionado que podría ser la solución a la escasez de agua dulce en el mundo.
El agua subterránea supone el 99% de los recursos hídricos del planeta y cerca del 50% de la población mundial la utiliza, pero falta conocimiento sobre su tratamiento, lo que lleva a problemas de sobreexplotación y contaminación. «Cuatro mil millones de personas viven en regiones con escasez de agua y esta escasez aumenta con el cambio climático. Las aguas subterráneas son parte de la solución si se gestionan de forma sostenible», declaró la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, durante la ceremonia de apertura.
«El agua es un reto importantísimo en nuestra vida y frente a este reto enorme estamos ante una paradoja: el agua dulce de la tierra no es objeto prácticamente de ninguna gestión internacional», manifestó la directora.
Esta cumbre parisina debatió cuatro aspectos principales del problema de las aguas subterráneas: la falta de información, capacidad de desarrollo, innovación y gobernanza. Aunque la ONU tiene registrados 468 acuíferos transfronterizos en el mundo, tan solo el 1,2% de ellos es objeto de acuerdos de gestión entre países, lo que dificulta el avance en el cuidado y estudio de las aguas subterráneas.
España promete soluciones para el mal estado de su agua subterránea
Un cuarto de las aguas subterráneas de España está en «mal estado», pero hay planes en marcha para arreglar un problema que afecta a lugares emblemáticos como Doñana o el Mar Menor, indicó la subdirectora adjunta de Planificación y Uso Sostenible del Agua del Ministerio de Transición Ecológica, Conchita Marcuello durante la cumbre de la ONU.
«Tenemos una tasa importante de sobreexplotación de aguas subterráneas, un 25% de nuestras 762 masas de aguas subterráneas están en mal estado y casi todas ellas por explotación excesiva», indicó Marcuello, que añadió que «un tercio de ellas sufren contaminación difusa procedente de la agricultura».
En este foro, la subdirectora adjunta presentó el caso de España como un país con una «larga tradición» en el uso de este tipo de recursos, a pesar de que algunos de los acuíferos españoles «han tenido unos impactos (medioambientales) tremendos», en particular los espacios emblemáticos del Mar Menor y Doñana, que sufren problemas de contaminación y sobreexplotación respectivamente.
Para combatirlo, apuntó Marcuello, el Gobierno ha puesto en marcha «planes especiales en cada una de estas zonas», en conjunto con las administraciones involucradas, con el objetivo de «revertir la situación de contaminación difusa» del Mar Menor y de frenar la sobreexplotación y la demanda de agua en Doñana.