La punta de la crecida extraordinaria del río Ebro ha atravesado la ciudad de Zaragoza de forma lenta y sin causas afecciones graves, aunque en las poblaciones de la Ribera baja se mantiene la alerta ante la posibilidad de que el agua provoque inundaciones de sus campos, granjas y cultivos.
El caudal procedente de Navarra se adentró en Aragón en dirección a los municipios de la Ribera Alta zaragozana, donde experiencias de años anteriores dejaron un mal recuerdo, y a la capital aragonesa. No obstante, las previsiones más pesimistas se han ido desvaneciendo.
En este sentido, el consejero de la Presidencia del Gobierno en Aragón, Vicente Guillén, señaló ayer -15 de abril- que la lenta evolución de la riada ha permitido desarrollar con más tiempo las tareas de prevención, y descartó la posibilidad de que se produjeran daños personales.
La lenta evolución de la riada ha permitido desarrollar con más tiempo las tareas de prevención
Así lo informó tras presidir una reunión del Centro de Coordinación Operativa Integrada (Cecopi), en las instalaciones del servicio de emergencias del 112 Aragón, donde destacó que la atención de los servicios está puesta sobre todo en Pina de Ebro, la única localidad en la que el agua podría entrar en el casco urbano.
Según Guillén, por ahora no se prevé que el agua de adentre en el casco urbano, pero esta situación puede variar en función de la evolución del río Gállego.
Los técnicos no creen que el incremento del caudal sea tan significativo para poner en peligro los cascos urbanos. No obstante, el Centro Operativo de Mando se ha instalado para coordinar sobre el terreno todos los efectivos desplegados, entre ellos la Unidad Militar de Emergencias (UME).
La Ribera Baja sigue en alerta
Respecto a la situación en Pina de Ebro, el caudal continúa estable, pero esta situación puede variar con la llegada del pico de la crecida a los municipios de la Ribera Baja, aunque con un incremento no superior a los 15 centímetros.
El consejero ha reconocido que la situación es «difícil» ya que el agua ha inundado una gran cantidad de hectáreas de los campos de la zona tras arrastrar algunas de las motas de contención instaladas, pero sin afectar a los cascos urbanos de las poblaciones; el principal objetivo de los servicios de prevención.
No obstante, ante la existencia de una situación de riesgos, se ha desalojado «voluntariamente» a cinco personas dependientes en Pina, de las 24 previstas, que siguen contando con los servicios sociales de la comarca, el Ayuntamiento y sus propias familias.
En el municipio de Fuentes de Ebro, un vecino ha tenido que ser evacuado en helicóptero a causa de las inundaciones que han afectado a una finca de su propiedad.
Por otro lado, en Zaragoza, comienzan a recuperarse de las afecciones causadas por la riada a su paso por la ciudad, como el corte de dos carriles del Tercer Cinturón (Z-30) a la altura de Vadorrey y los convoyes escoltados habilitados en el barrio rural de Alfocea para facilitar la entrada y sus vecinos hacia la capital.
Por último, los vecinos de las poblaciones afectadas han incidido ante los responsables institucionales en la necesidad de afrontar las labores de limpieza en los cauces y obras de infraestructuras que permitan laminar las avenidas.