La capacidad de almacenamiento de cereales, oleaginosas (todo el complejo) y proteaginosas de la Unión Europea creció en un 20% entre 2005 y 2015. Sin embargo, en algunos Estados miembros todavía es escasa y harían falta inversiones adicionales en este ámbito, ya que estos “cuellos de botella” pueden tener impacto en el conjunto del mercado y aumentar la volatilidad.
Esta es la principal conclusión de un estudio sobre la capacidad de almacenamiento y la infraestructura logística de las materias primas agrarias comunitarias, centradas en los cereales, el complejo oleaginosas y los cultivos proteicos realizado por encargo de la Comisión Europea.
De acuerdo con el mismo, dicha capacidad aumentó en un 20% en la UE entre 2005 y 2015 mientras que la producción de grano creció el 11% en el mismo período. Mejoró, por tanto, la gestión de estas mercancías a nivel comunitario, una mejora que se registró en todos los Estados miembros, aunque en algunos de ellos todavía es corta.
Sin embargo, sus autores señalan que todavía se registran “cuellos de botella” en algunos lugares y en ciertos momentos de la campaña que pueden conducir a escasez en el abastecimiento y aumentar la volatilidad de los precios.
Importante mejora en España en diez años
De acuerdo con los datos del informe, España es uno de los Estados miembros en los que más ha mejorado la capacidad de almacenamiento. En 2005 se situaba en 22,46 millones de toneladas mientras que en 2015 alcanzó los 29,9 millones, lo que supone un incremento del 33%.
En 2005 estaba más o menos equilibrada con las necesidades españolas en este ámbito y diez años después la capacidad de almacenamiento en nuestro país superaba las necesidades en unos 3 millones de toneladas.
Esa capacidad está repartida prácticamente entre cuatro eslabones: las cooperativas agrarias (25% del total), los operadores comerciales (24%), los centros de transporte (23%) y las explotaciones individuales (algo más del 20%). Los centros de transporte son los que más crecieron en el período considerado, junto con las instalaciones de la industria transformadora, que representa un pequeño porcentaje del total. Ese crecimiento fue en perjuicio de los otros tres eslabones, cuya capacidad se redujo. El de las explotaciones individuales rondaba el 30% en 2005, al igual que el de las cooperativas agrarias.
A pesar de la mejora observada a nivel nacional en esos diez años, algunas regiones concretas perdieron capacidad de almacenamiento y están por debajo de sus necesidades debido al abandono y cierre de instalaciones obsoletas. Es el caso de Castilla-La Mancha y Castilla y León.