Hace 2.500 años, más o menos, el filósofo griego Anaxágoras pronunció la siguiente sentencia: «si me engañas una vez, tuya es la culpa; si me engañas dos, es mía». Hace cuatro años y un mes Luis Planas prometió el oro y el moro a las organizaciones agrarias ASAJA, COAG Y UPA para poner fin a la que entonces era la oleada de movilizaciones más importantes de este siglo, que tuvieron lugar en enero, febrero y marzo de 2020, y que solo terminaron con la llegada de la pandemia. La mayor parte de las promesas que hizo entonces el ministro de Agricultura no se han cumplido, como lo demuestra el hecho de que ahora ha vuelto a prometer algunas medidas que ya anunció entonces, por ejemplo, en materia de seguros agrarios, de fiscalidad o de la Ley de la Cadena Alimentaria.
A pesar de ese precedente de mentiras y engaños, dos organizaciones agrarias, la UPA, integrada en la UGT, y la Unión de Uniones han decidido firmar el «Paquete Planas», que viene cargado de promesas y de buenas palabras, tal y como ya señalamos en AGROPOPULAR la semana pasada. Otras dos, ASAJA y COAG, ha dicho que nones a las presiones recibidas y no han suscrito el citado «Paquete Planas» por considerar, de forma resumida, que, aunque hay algunos avances, las promesas hechas por el ministro de Agricultura son eso, promesas y no realidades, que no se corresponden con las reivindicaciones que han estado en el centro de las movilizaciones registradas desde el 30 de enero, y que ya son las importantes de este siglo.
Como adelantamos en exclusiva en estos micrófonos la semana pasada, el «Paquete Planas» se divide en dos grandes bloques. El primero está compuesto por las medidas de flexibilización de la PAC y del Plan Estratégico nacional, que vienen impuestas desde Bruselas, si es que finalmente se aprueban por parte del Parlamento Europeo, antes de que se disuelva a finales de este mes. El segundo bloque de medidas es de carácter estrictamente nacional y es lo que está dispuesto a hacer el Gobierno de Pedro Sánchez para responder a las demandas de los agricultores y ganaderos. Se trata, insisto, de un catalogo de promesas, una parte de las cuales ya presentó Planas hace ahora cuatro años y que se repiten, porque no se han cumplido.
En unos casos son vaguedades; en otros, se mantienen medidas de carácter fiscal que ya se aplican, mientras que, en seguros agrarios, nada nuevo bajo el sol y nada de meter en cintura al monopolio de hecho Agroseguro. Si los agricultores reciben poco en el «Paquete Planas», los ganaderos son los grandes perjudicados, porque recibirán menos que poco. Llegados a este punto, vuelvo al principio y a lo dicho por Anaxágoras: «si me engañas una vez, tuya es la culpa; si me engañas dos, es mía». De momento, esta semana, lo que ha habido por parte de Planas y su equipo es promesas, muchas promesas, mucho humo y teatro, mucho teatro, con lo de las firmas. ¡Menudo «paquete»!