La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) han alertado de que la resistencia a los antibióticos no parece estar frenándose en la Unión Europea (UE). De hecho, un informe elaborado por ambas organizaciones desvela que los antibióticos que se emplean para tratar enfermedades como la salmonelosis cada vez son menos efectivos.
El comisario europeo de Sanidad, Vytenis Andriukaitis, señaló que el texto «debería hacer sonar las alarmas otra vez», ya que demuestra que cada vez hay más infecciones comunes «difíciles e incluso en algunos casos imposibles de tratar».
No obstante, considera que las políticas que limitan el uso de antibióticos y otros antimicrobianos han llevado a una menor resistencia en algunos países, por lo que instó a actuar más en conjunto para evitar que «las campanas de alarma se conviertan en una sirena ensordecedora».
La mala utilización y el abuso de medicamentos antimicrobianos en la medicina y los sistemas alimentarios contribuyen al aumento de microbios que causan enfermedades y son resistentes a los fármacos usados tradicionalmente para combatirlas.
Desde la EFSA han explicado que en 2017, por segundo año desde 2015, los miembros de la UE recogieron datos de bacterias presentes en cerdos y terneros de manera armonizada. El informe, que solo describe los datos y no evalúa las causas potenciales de las observaciones, confirma el aumento en la resistencia a los antibióticos que ya se había identificado anteriormente.
La ECDC detalló que la resistencia a determinados antibióticos es tan alta en infecciones por Campylobacter en diez países (entre ellos España y Portugal), que su tratamiento ya no se ve efectivo para casos graves.
La salmonella se ha vuelto más resistente a ciertos fármacos en humanos
Por otro lado, la mayoría de los países europeos informaron de que la salmonella, otra bacteria especialmente dañina, se ha vuelto más resistente a ciertos fármacos en humanos. El uso de antibióticos es el principal motivo que explica esos niveles de resistencia, aunque subyacen otros factores que pueden influir, como las prácticas en la cría de animales, las políticas de utilización de antibióticos o la prevalencia de bacterias en carne y animales.
Se calcula que la resistencia a los antimicrobianos es responsable de unas 33.000 muertes al año en la UE, lo que supone un coste de 1.500 millones de euros anuales en atención sanitaria y pérdida de productividad.