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César Lumbreras: Aceite de oliva y vino españoles, candidatos a los aranceles de Trump

El presidente de EE UU podría favorecer al «oro líquido» italiano por su buena relación con Meloni y mala con Sánchez

aceite vino

En el sector agrario español hay una doble preocupación tras la vuelta de Trump a la Casa Blanca. Por un lado, está la derivada de las medidas que pueda adoptar la nueva Administración norteamericana en forma de subida de aranceles, que afectaría sobre todo a dos productos: el aceite de oliva y el vino. Por el otro, preocupa mucho la actuación del presidente del Gobierno, que no es precisamente el mejor amigo de Trump y sus últimas declaraciones contra lo que ha denominado «la tecnocasta», que afectan al nuevo presidente de los Estados Unidos y su entorno más directo. Lo ha definido muy gráficamente Antonio Luque, responsable de la cooperativa de segundo grado DCOOP, líder en exportación de aceite de oliva, que también produce y vende vino: «Me preocupa mucho lo que haga Trump, por supuesto; pero me preocupa todavía más lo que hagan los nuestros, entendiendo como tal al Gobierno de España y a los responsables de la Comisión Europea».

Primero, los datos. Los productos agroalimentarios españoles que podrían sufrir los aranceles de la nueva Administración Trump son el aceite de oliva, el vino, las hortalizas y legumbres, los quesos y las carnes, ya que suponen las principales partidas exportadoras de nuestro país al mercado de Estados Unidos. Durante los últimos cuatro años la balanza comercial agroalimentaria entre ambos países ha sido claramente favorable a España. Así, en 2021 el saldo positivo para nuestros intereses fue de 1.039 millones de euros; en 2022 llegó a 1.145, mientras que en 2023 bajó algo hasta quedarse en 906 millones de euros; finalmente, en 2024 superará los 1.500 millones de euros, ya que en el periodo enero–noviembre, y a falta de conocer los datos de diciembre, el saldo positivo para España era de 1.558 millones.

Tomando como referencia las cifras de este último periodo, España exportó aceite de oliva a Estados Unidos por valor de 953 millones de euros, mientras que las ventas de vinos ascendieron a 376 millones. Otras partidas importantes, aunque alejadas de las cifras anteriores, fueron los pescados, las hortalizas y legumbres, el epígrafe de los lácteos, huevos y miel y los preparados de carne y pescados. Así, hasta sumar exportaciones totales por valor de 3.319 millones. Por el contrario, las importaciones procedentes de EE UU ascendieron a 1.761 millones destacando los 522 millones de las semillas oleaginosas, los 455 de los frutos secos y los 194 de cereales.

Después, las valoraciones. En primer lugar, durante los meses pasados ya ha quedado claro que Pedro Sánchez no es precisamente lo que se puede denominar un amigo de Trump. Además, en estos últimos días, el marido de Begoña ha hecho méritos más que suficientes para que el presidente norteamericano ponga al español en su lista negra. En segundo lugar, y por la importancia que puede tener el asunto para el aceite de oliva español, principal partida exportadora, hay que dirigir las miradas a la italiana Giorgia Meloni, que se ha convertido en aliada preferente de Trump entre los líderes de UE. Llegados a este punto cabe preguntarse si Trump podría adoptar medidas como la subida de aranceles que afectasen solo al aceite de oliva español y no a este mismo producto italiano. La respuesta es que sí puede suceder y de hecho ocurrió en el pasado. Si esta hipótesis llegase a plasmarse en la realidad, las repercusiones para España serían doblemente negativas: por perjudicarnos y por favorecer a nuestro principal competidor. Esta estrategia de Trump buscaría romper la unidad de la UE y forzar a sus Estados a no negociar en conjunto (la política comercial es competencia de Bruselas) y a hacerlo de forma bilateral para resultar menos perjudicados. De esta manera Trump estaría debilitando a la UE.

No obstante, esta última también tiene algunas balas. Una de ellas es la de negociar el aumento de las compras en conjunto a EE UU de productos como el petróleo y el gas, a los que el nuevo mandatario norteamericano ha dado gran prioridad. De hecho, una delegación europea viajará a Washington para hablar con los nuevos responsables de la Administración Trump de la forma en la que se pueden establecer las relaciones comerciales en el sector energético. Por otro lado, el agrícola y el energético no son los únicos capítulos en cuestión, ya que también existen contenciosos relacionados con la fabricación de aviones, los automóviles, el aluminio y el acero. En resumen, todo está en el aire, a la espera de lo que haga Trump.

Artículo de César Lumbreras publicado en La Razón el 27 de enero de 2025

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