El interés por el cultivo comercial del arándano, principalmente en la provincia de Huelva, está provocando un incremento de plantaciones de variedades protegidas multiplicadas de forma ilegal, sin licencia o autorización del obtentor correspondiente.
Según una nota de Geslive (la SGAE del campo), se trata de una situación enormemente preocupante, por las implicaciones legales y comerciales para los agricultores y para toda la cadena, incluyendo la producción agrícola andaluza en su conjunto y que va a provocar que muchos agricultores onubenses se expongan a penas de cárcel por el uso indebido de estas variedades.
Geslive explica que la multiplicación de variedades vegetales protegidas sin autorización implica una grave infracción de los derechos de propiedad industrial del obtentor, y puede constituir un delito que el Código Penal castiga con penas de hasta tres años de cárcel.
La responsabilidad puede recaer tanto en el vivero que multiplica ilegalmente, como en el agricultor, y puede extenderse también a los sucesivos comercializadores de la fruta según han establecido varias sentencias firmes en diferentes Tribunales europeos, condenando al arranque de plantaciones además de las compensaciones económicas pertinentes al obtentor.
Además, también recuerda que la multiplicación de plantas de arándanos mediante viveros clandestinos, sin control oficial, da lugar a una planta sin garantía sanitaria ni trazabilidad e incrementa enormemente el riesgo fitosanitario, pudiendo provocar la propagación de enfermedades.
Debido a este aumento de casos del uso fraudulento de material vegetal, las empresas obtentoras de estas variedades, representadas por Geslive, están llevando a cabo numerosos controles e inspecciones dirigidos a detectar y perseguir tales infracciones en campo, desde viveros a productores y a lo largo de la cadena comercial.