A medida que se prolonga el estado de alarma decretado por el COVID-19 productos como las carnes de ovino y caprino y derivados de la leche, y frutas y hortalizas como chirimoyas, níspolas y espárragos, se arruinan debido a la falta de pedidos y el hundimiento de precios. Otros sectores como el aceite de oliva o el vino temen la acumulación de excedentes ante la incertidumbre del mercado global.
ASAJA GRANADA reclama a las distintas Administraciones, ante esta complicada situación, que se implanten planes de apoyo específicos como reducción de módulos del IRPF, reducción de los gastos sociales, así como la potenciación de otros canales alternativos de distribución o medidas de regulación de los mercados y de gestión de crisis.
Desde ASAJA GRANADA denunciamos la difícil situación en la que se están quedando algunos sectores ganaderos y hortícolas de nuestra provincia amenazados de ruina a medida que se prolonga el estado de alarma decretado por el COVIP-10 debido a la falta de pedidos y el hundimiento de precios.
Los productores de ovino-caprino, cárnicos y de leche, se llevan la peor parte debido al cierre de su principal canal nacional de ventas HORECA (hostelería, restauración y cafeterías), de los mercados ambulantes para la producción de quesos y yogures, y la caída en picado de la actividad en mataderos, ante lo cual debería potenciarse, como medida de contención, la salida de productos como el cabrito y el cordero en el canal de distribución, ampliando, por ejemplo, la oferta de cortes interesantes a los consumidores.
Las frutas y hortalizas, en especial chirimoyas, níspolas y los espárragos también se están viendo afectados por el cierre de los establecimientos de restauración y por la tendencia a la baja de exportaciones a Alemania, Francia e Italia. El espárrago verde de Granada, en concreto, tendrá un 80% de pérdidas económicas cuando las expectativas de precios eran excelentes ante un adelanto de la campaña y una cosecha de 20.500 toneladas (+20%).
Tampoco están funcionando demasiado bien, en medio de la incertidumbre por el acceso a la mano de obra en la próxima campaña, ralentización de las exportaciones o disputas comerciales, otros sectores como el aceite de oliva y el vino que se temen una acumulación de excedentes, lo que conllevaría una caída significativa de precios.
La producción primaria es clave en estos momentos y es necesario que se garantice la continuidad de la actividad de las explotaciones agrícolas y ganaderas con soluciones a corto, medio y largo plazo que protejan a estos sectores seriamente perjudicados. Por ello, reclamamos a las distintas Administraciones que implanten planes de apoyo específicos, como el módulo 0 o reducciones del 50% en el IRPF para los productos señalados (y para otros que también puedan resultar impactados), reducción de gastos sociales, medidas de regulación de los mercados y de gestión de crisis, así como mayor flexibilidad en la aplicación de las medidas de la PAC y transferencia de fondos de los programas comunitarios.