Los cambios en el régimen de pluviosidad de los últimos años siguen dejando una cada vez mayor impronta en los sectores agrícolas y ganadero de la Comunidad de Madrid. Desde Asaja Madrid se pone el foco en las pérdidas millonarias que afronta el sector como consecuencia, directa e indirectamente, de la falta de agua e insta a las autoridades a que se aborden con urgencia una batería de medidas que permitan paliar desde un prisma administrativo las consecuencias de la sequía.
Dentro del panorama agrícola los daños son muy importantes en el sector del cereal. Asaja Madrid estima que sus pérdidas ascenderán a los doce millones de euros y que sólo se podrá cosechar el 50% de las 80.000 hectáreas sembradas en el suelo de la región. En el olivar, el segundo cultivo con mayor presencia en la Comunidad de Madrid (18.000 hectáreas), la previsión no es mucho más halagüeña: se calculan hasta tres millones de euros en pérdidas para un sector que perderá un 30% de su cosecha.
En la vid, con más de 4.000 hectáreas cultivadas en toda la Comunidad, la previsión de pérdidas económicas se cifra en cinco millones de euros. Pese a la buena reputación de los caldos madrileños en el mercado, la falta de agua afecta con mucha severidad su proceso productivo. “Esta campaña se ha quedado corta en cuanto a vegetación y es muy posible que puedan surgir problemas en el proceso de maduración de la uva. Además, por culpa de las altas temperaturas se ha hecho más patente el problema de la araña amarilla, una cuestión que ha requerido de tratamientos para ser combatida”, explica Francisco José García, presidente de Asaja Madrid.
La situación de la cabaña ganadera madrileña no es mucho más favorable y Asaja Madrid prevé quince millones de euros en pérdidas como consecuencia de la sequía. La mayor cantidad (diez millones de euros) la aporta el sector vacuno, compuesto en la región por 100.000 cabezas. Los sectores ovino y caprino aúnan 135.000 cabezas en la Comunidad. “Las altas temperaturas y la sequía han causado que se agoten los pastos antes de su fecha normal. El desarrollo vegetativo no había culminado y por lo tanto se ha empezado alimentar al ganado antes de tiempo. Y a eso hay que sumarle el coste del agua, pues tampoco está garantizado el recurso hídrico para que beban los animales”, explica García.
Asaja Madrid considera fundamental la puesta en marcha de una serie de medidas que aporten estabilidad y tranquilidad a miles de agricultores y ganadores afectados. La fundamental para la asociación pasa por el pago con la máxima cuantía del anticipo de la ayuda PAC (Política Agraria Común) correspondiente a 2019. Del mismo modo, considera esenciales la implementación de una serie de medidas económicas y fiscales que van desde la puesta en marcha de reducciones fiscales en el IRPF hasta la exención en el pago de cuotas a la Seguridad Social, pasando por la exención del pago de tasas por servicios agroganaderos. También se invoca la posibilidad de que los sectores agrario y pecuario puedan acceder hasta 25.000 euros de ayuda a través del programa de “ayudas de mínimis” de la Unión Europea.
Desde Asaja Madrid se valora que se ponga en marcha un programa de préstamos subvencionados con el aval de la Administración, ya sea Autonómica o Central, que permitan refinanciar las explotaciones agrícolas y ganaderas, así como su capital circulante. Asimismo, se solicita una moratoria en el pago de todos los préstamos oficiales y, en el campo de los seguros agrarios, una rápida actuación que permita la tasación y el pago de los daños de manera inmediata. La asociación considera muy relevante que también exista una ayuda directa a la hora de la contratación de seguros que permitan atenuar las consecuencias de la falta de precipitaciones.
Dada la particular carestía de líquido elemento de los últimos ejercicios, en Asaja Madrid se considera muy pertinente que se faciliten y se agilicen las solicitudes para las aperturas de nuevos pozos. Para el colectivo ganadero, además, Asaja Madrid propone un apoyo específico debido a los mayores costes que plantean el abastecimiento de agua y alimento y la necesidad de hacer inversiones específicas derivadas de la sequía.