Isabel Díaz Ayuso, que ha venido pregonando a los cuatro vientos la importancia que concede al sector agroalimentario de Madrid, ha cumplido y ha incluido la palabra agricultura en el nombre de la consejería que va a gestionar estos asuntos, cosa que hasta ahora no sucedía. Así, se ha creado la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Agricultura. Afortunadamente, quedan ya muy lejos los tiempos de Esperanza Aguirre, aunque esta última se empeñe en aparecer casi permanente al lado de Díaz Ayuso, en los que suprimió la Dirección General de Agricultura e incluyó sus competencias en la de Medio Ambiente. Y lo hizo días después del Congreso de Valencia del PP, en el que Rajoy se comprometió a recuperar el Ministerio de Agricultura, suprimido por Zapatero, si llegaba a la Moncloa, como así sucedió.
Los nombres, los gestos y los símbolos son importantes. De ahí que se deba destacar esta decisión de Díaz Ayuso. Ahora solo falta que Paloma Martín, la persona que ha designado para ocuparse de esa Consejería, que incluye la agricultura, se entere de ello, lo entienda y se ponga manos a la obra para recuperar el tiempo perdido durante los dos últimos años. Aunque no lo parezca, Madrid tiene campo, que sufre las presiones de una gran ciudad, con los problemas que eso lleva consigo, y que proporciona muchos productos de calidad, aunque en cantidades pequeñas.