Las altas temperaturas del verano y la sequía han afectado a la campaña del girasol que soporta la caída de rendimientos y de producciones, según fuentes de ASAJA.
Además, ante este escenario, los agricultores consideran que los precios en origen son anormalmente bajos. A finales de agosto, la industria pagaba en torno a 350 euros por tonelada, cuando el precio debería situarse sobre los 400 para ser rentable.
Según la organización, la campaña ha terminado en Andalucía, avanza en la provincia de Cuenca y también ha comenzado en Castilla y León.