Un bebé español que consumió leche infantil contaminada de la marca francesa Lactalis ha contraído salmonelosis, según han informado científicos del Insituto Pasteur. Este caso, el primero en España, se suma al de los 36 bebés franceses que enfermaron tras consumir el producto.
El Ministerio de Sanidad ha asegurado que por ahora ninguna Comunidad Autónoma ha notificado casos postivos de salmonelosis a la Agencia Española de Seguridad Alimentaria Española.
En este contexto, el Gobierno francés ha convocado a los responsables de la gran distribuición y del grupo lácteo Láctalis por el escándalo de la leche infantil intoxicada, que continuó vendiéndose en grandes superficies a pesar de que se había ordenado retirar los lotes afectados.
Por su parte, el ministro de Economía, Bruno Le Maire, ha acusado al grupo lácteo de ser una empresa «negligente» y ha subrayado que el caso es «grave» y habrá sanciones para los implicados.
En este sentido, el Presidente francés, Emmamuel Macron, señaló que «si tienen que tomarse sanciones, se tomarán», al mismo tiempo que anunció un refuerzo de los controles y aseguró que el Estado «está en condiciones de garantizar la seguridad alimentaria de los franceses».
Las cadenas que reconocieron haber vendido centenares de unidades después del 21 de diciembre, fecha a partir de la cual estaba prohibida la comercialización, son: Leclerc, Auchan, Cora, Intermarché, Système U, Carrefour y Casino.
Las OPAs francesas piden explicaciones
Las principales organizaciones agrarias francesas han pedido una reunión con Emmanuel Besnier, máximo responsable de Lactalis, para que dé explicaciones sobre la contaminación de leches infantiles por salmonela. Hablan de grave crisis sanitaria que afecta a la salud de los bebés. Subrayan que el problema es demasiado grave y que la empresa está dando una impresión de descontrol total en este asunto. Denuncian también que los distribuidores no se han tomado demasiado en serio la orden de retirada de los productos de sus lineales y, por último, lamentan la disminución de recursos en los servicios de control gubernamentales que deberían garantizar la seguridad alimentaria de los ciudadanos.
Los representantes de los agricultores franceses señalan que lo urgente es preservar la salud de los niños garantizando que ningún producto sospechoso esté a disposición del público en tiendas o en farmacias.
Reclaman explicaciones por parte de la empresa y que se establezcan responsabilidades, con el fin de que esta situación no vuelva a producirse. Por último, confían en que el efecto devastador de esta crisis sobre la reputación del modelo agroalimentario francés no termine afectando a los ganaderos de vacuno de leche, ya muy perjudicados tras dos años muy difíciles.