La falta de lluvias ha afectado al ciclo natural en los parques naturales, por lo que la berrea, periodo de celo del ciervo, ha finalizado con un ciclo más corto.
Cada año, durante el mes de septiembre, cuando se supone que las temperaturas son más suaves y la humedad más alta, los sonidos de la berrea de los ciervos llenan los parques naturales de Cazorla, Segura y Las Villas, de Andújar y Despeñaperros.
Este año, según ha explicado Manuel Fernández, alcalde de Aldeaquemada, un pequeño municipio de unos 550 habitantes situado en el corazón de Sierra Morena, el ciervo se ha retrasado por el calor y la falta de agua y el ciclo ha sido más corto.
Esto puede afectar a la cría, ya que algunas de las posibles madres, que tienen una gestación de unos nueve meses, no han salido y otras lo han hecho ya tarde, con las últimas lluvias, por lo que parirán ya avanzado el verano que viene, cuando el pasto está más seco y los gabatos no tengan la suficiente leche.
Lo normal es que esos animales que nacen más tarde mueran o tengan raquitismo, o que las varetas sean más pequeñas y débiles.