Investigadores desarrollan biolubricantes para elementos mecánicos con residuos vegetales

Pertenecen a la Universidad de Huelva

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Un grupo de investigadores de la Universidad de Huelva (UHU) ha desarrollado dos tipos de biolubricantes con características de gel para elementos mecánicos con residuos vegetales procedentes de los restos de poda o recolección agroalimentaria y de la producción de etanol.

Los científicos reutilizaron la lignina -un compuesto procedente de las paredes leñosas de las plantas- y la sometieron a técnicas físicas y químicas para obtener dos fluidos viscosos que sirven para engrasar elementos mecánicos como engranajes, cintas transportadoras, cadenas o rodamientos, según ha informado la Fundación Descubre.

Los científicos proponen dos métodos para elaborar estos productos; en el primero los expertos emplearon una técnica física, el electrohilado, para desarrollar el oleogel. En concreto, utilizaron un dispensador con forma de embudo que usa fuerzas eléctricas para transformar la lignina en nanofibras y posteriormente las dispersaron estas pequeñas partículas en aceite de ricino, que actuaba como medio portador, comprobando que nanofibras más eficaces para estructurar el aceite eran las alargadas, con forma de hilos.

De este modo, ambas sustancias se mezclaron y tomaron la consistencia de un fluido altamente viscoso, parecido en apariencia a una crema hidratante densa: «Nuestro objetivo era lograr un biolubricante de gran viscosidad, que procediera de una materia prima renovable y biodegradable», ha comentado el investigador de la UHU José María Franco.

Ambas técnicas son menos contaminantes que las habituales y emplean menos agentes químicos

En el otro método la lignina procede del proceso bioquímico de obtención de etanol, un compuesto usado como combustible para vehículos, que se genera mediante la fermentación de vegetales como la caña de azúcar o el maíz. En este caso, los investigadores de la Universidad de Huelva trabajaron en colaboración con el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria (INIA-CSIC) y el Centro de Investigaciones Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT).

El equipo de la INIA-CSIC extrajo la lignina de los residuos desechables y el CIEMAT la sometió a una serie de tratamientos bioquímicos; a continuación, los expertos de Huelva mezclaron el compuesto modificado con moléculas de diisocianato de hexametileno (HDI) que funciona como un pegamento entre la lignina y el aceite de ricino, que ejerce de medio portador.

Aunque la elaboración de los biolubricantes con base de lignina y aceite de ricino se ha probado únicamente a escala laboratorio, los científicos confirman que podrían producirse a nivel industrial. Además, añaden que tendría repercusiones positivas a nivel medioambiental, dado que ambas técnicas son menos contaminantes que las habituales y emplean menos agentes químicos.

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