La biotecnología española ha conseguido aportar datos positivos en los últimos años y cada vez atrae más a empresas e inversores. Sin embargo, necesita una estabilidad presupuestaria a largo plazo «alejada de vaivenes”, según apuntan representantes del sector.
El 28 de septiembre se celebró en Barakaldo la VIII edición del Encuentro Internacional del Biotecnología, Biospain 2016, que durante tres días concentra a unos 1.500 delegados de 28 países, entre ellos, investigadores, empresas e inversores.
La Asociación Española de Bioempresas (Asebio) y la Agencia Vasca de Desarrollo Empresarial (SPRI), organizan cada dos años este evento. El presidente de Asebio, Ion Arocena, ha asegurado que los inversores buscan confianza en el entorno legal, social, económico y político y España, a su juicio, ahora tiene “más facilidades para la atracción de esta inversión”.
Por su parte, el director general de SPRI, Alexander Arriola, ha precisado que el País Vasco dedica el 2,1% de su PIB a I+D+i. Además, ha añadido que hay retos que son oportunidades, como el ampliar el tamaño de las empresas para competir con las grandes multinacionales del sector.
En 2015 se crearon 52 nuevas empresas biotecnológicas. Cataluña lidera el número de empresas del sector (19), seguida del País Vasco (11) y Andalucía y Galicia –cada una cuentan con 4 empresas.