Los primeros días de marzo escuchamos que la borrasca Emma provocó un temporal marítimo con cuantiosos daños en litoral atlántico andaluz; la semana pasada se habló de los fuertes vientos que generó la borrasca Félix y, según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) se espera que mañana llegue Gisele . ¿Por qué algunas borrascas tienen nombre?
Según explicó Rubén del Campo, técnico de AEMET, en Agropopular -emisión del 10 de marzo-, los servicios meteorológicos de Portugal, Francia y España decidieron poner nombre a borrascas atlánticas profundas que afectasen a su territorio a raíz de una experiencia similar realizada en el Reino Unido e Irlanda, que demostraba que la población estaba más alerta al tiempo adverso cuando las borrascas tenían un nombre concreto.
Por lo tanto, se pone nombre a una borrasca cuando se prevé que pueda generar vientos muy fuertes (que den lugar a la activación de avisos naranjas por rachas máximas de viento) en alguno de los tres países y de manera coordinada por los tres servicios meteorológicos.
De momento solo se toma en consideración el viento para nombrarla. Así pues, las borrascas que provocaron nevadas intensas en la península en enero y febrero no llevaban nombre, lo que causó cierta confusión porque también generaron tiempo adverso; sin embargo, no dieron lugar a vientos intensos, que es el único fenómeno que por ahora se tiene en cuenta.
La lista de nombres ya está creada (al estilo de la de los huracanes) y la siguiente borrasca profunda que lleve nombre será Gisele.
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