El Acuerdo de París, dentro del marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, incluye el compromiso de gestionar los bosques de forma sostenible como una estrategia para ralentizar el calentamiento global y enfriar el planeta. Sin embargo, de acuerdo a un estudio publicado en la revista Nature, esto tiene poco impacto sobre el clima.
Una de las investigadoras de este informe, Aude Valade, del Centro de Investigación Ecoplógica y Aplicaciones Forestales (CREAF-UAB), recomendó hacer una gestión forestal orientada a mantener los servicios ambientales ecológicos, sociales y culturales, y no a enfriar el planeta, como se tenía previsto hacer para cumplir con el Acuerdo de París.
Hasta ahora se pensaba que si los bosques absorben más CO2, los niveles de este gas en la atmósfera disminuirán o, como mínimo, se mantendrán. Sin embargo, este nuevo estudio revela que gestionar los bosques europeos con este objetivo no tiene efectos claros sobre el clima.
Para elaborar este estudio, el equipo de investigación mejoró un complejo modelo para calcular la cantidad de carbono, energía y agua que es atrapada o liberada, según el tipo de gestión forestal que se hace.
Dicho modelo comparó tres estrategias de gestión forestal que representan las distintas visiones que se llevan a cabo para mitigar el cambio climático en Europa, y la conclusión fue que ninguna opción permite alcanzar las tres metas a la vez que se han planteado para frenar el cambio climático: maximizar el secuestro de carbono, aumentar la luz solar que los bosques reflejan hacia el espacio y reducir la temperatura en la superficie.
La gestión forestal traería consecuencias paralelas más allá del secuestro de carbono que “calentarían” el ambiente
En este sentido, Valade explicó que una gestión orientada a captar el máximo carbono de la atmósfera requeriría convertir bosques caducifolios en coníferas y aumentar la proporción de bosques sin gestión.
Sin embargo, de acuerdo al estudio, la gestión forestal traería consecuencias paralelas más allá del secuestro de carbono que «calentarían» el ambiente y que dejarían el contador prácticamente a cero, ni más frío ni más caliente.
La investigación demuestra que la gestión sostenible de los bosques aporta unos beneficios sobre el clima, pero modestos y locales. Por ello, los autores sugieren que la gestión forestal en Europa en las próximas décadas de prioridad a la adaptación de los bosques al cambio climático para que sean capaces de seguir proveyendo de servicios y bienes ecológicos, sociales y culturales.