En su boletín de seguimiento de los cultivos del presente mes de enero, el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea se ocupa del impacto que han tenido en los cultivos las cambiantes y extremas condiciones meteorológicas que se han registrado en Europa en las primeras semanas del presente año 2024.
El informe abarca el período comprendido entre el 1 de diciembre de 2023 y el 14 de enero de 2024. Constata que a principios de este año se registró una ola de frío en amplias zonas del norte de Europa mientras que en el sureste se daban condiciones claramente más cálidas de lo habitual y en muchos puntos de Europa noroccidental, central y oriental se registraban lluvias torrenciales. Por el contrario, las regiones mediterráneas padecían déficit de lluvias y situaciones de sequía.
A lo largo de la costa mediterránea de España, apunta, se registró en ese período un acusado déficit de lluvias. Lo mismo sucedió en diversos puntos del centro y sur de Italia, el suroeste de Rumania, Grecia, Chipre, el centro de Turquía y también en la región del Magreb. En España, la persistente falta de lluvias en las regiones de la mitad más oriental y cercanas al Mediterráneo siguió obstaculizando la siembra y el desarrollo inicial de los cereales de invierno. En Chipre, la escasez de lluvias, combinada con temperaturas récord, afectó negativamente al desarrollo de la cebada. En la región del Magreb, unas precipitaciones claramente inferiores a la media y temperaturas superiores a las habituales desde el comienzo de la temporada agrícola de invierno han dado lugar a un menor crecimiento y desarrollo de los cultivos en todas las zonas agrícolas de Argelia y en gran parte de Marruecos y Túnez.
Asimismo, se observaron condiciones claramente más cálidas de lo habitual en Hungría, Eslovenia, Croacia, Bulgaria, Rumania, el sur de Ucrania, el sur de Rusia y el centro y noreste de Turquía. Las suaves temperaturas en estas regiones favorecieron el fortalecimiento de los cereales de invierno que se sembraron tarde, pero debilitaron la tolerancia a las bajas temperaturas, aumentando el riesgo de daños por heladas, particularmente en el sur de la Rusia europea.
Ola de frío y lluvias torrenciales
Por el contrario, en Dinamarca se produjo una repentina caída de las temperaturas tras un período de lluvias abundantes, que provocaron que los campos se congelaran e inundaran, dañando los cultivos de invierno. La fuerte bajada de la temperatura en la región del Mar Báltico a finales de diciembre y principios de enero probablemente ha causado daños por heladas en los cultivos de invierno, especialmente en Estonia, Letonia y Lituania, donde la capa de nieve era relativamente delgada.
Mientras tanto, en gran parte de Europa central y oriental, así como en los países del Benelux y en el área central del Reino Unido, el problema fue el exceso de lluvias. En los Países Bajos esas condiciones dificultaron la siembra de cultivos de invierno. En Alemania, Austria, la República Checa y Polonia, las fuertes precipitaciones acompañadas de un rápido deshielo -especialmente en la segunda quincena de diciembre- anegaron campos y provocaron inundaciones locales.