COAG Andalucía destaca que los floricultores andaluces, principalmente de la Costa Noroeste de Cádiz, están optando por cultivar por encargo para agricultores holandeses ante la incertidumbre de precio del mercado.
La festividad de Todos los Santos, que se celebra mañana, es una de las fechas señaladas para los productores de flor cortada de Andalucía, junto con San Valentín, el Día de la Madre o la Semana Santa. En los invernaderos ya está prácticamente toda la flor cortada y las cooperativas y comercializadoras mantienen una gran actividad desde hace al menos dos semanas.
Pero lo que era la campaña más importante del año para los floricultores andaluces es cada vez más corta en producción y en precio. Los motivos para que los Santos tengan cada vez menos peso específico para el sector tiene que ver con el aumento de las incineraciones, así como que las nuevas generaciones no tienen arraigada la costumbre de acudir a los cementerios a poner flores a las tumbas de sus seres queridos, sin olvidar el aumento de flores artificiales que venden a mansalva en los bazares.
“A esto se suma –comenta Luis Manuel Rivera, responsable de Flor Cortada de COAG Andalucía-, la competencia que supone la gran cantidad de flores importadas de países como Holanda, Colombia, Kenia, Israel o Marruecos, que hacen bajar los precios que ya de por sí llevan años descendiendo hasta un 15% (aún más en el caso de las margaritas) y, por tanto, haciendo que este cultivo no sea rentable, lo que ha llevado a muchos al abandono de la actividad o a la producción hortícola”.
Entre las variedades más demandadas, destaca el crisantemo blanco, que es la flor más vendida en estas fechas, seguida del clavel, el crisantemo de colores y el monoflor, junto con otras flores de acompañamiento como la paniculata y el solidago, y algunos verdes como el ruscus y la mostera.
“Suben los costes, la mano de obra, los insumos…, pero los precios están por los suelos”
Las flores son un producto delicado y sensible, que necesita de una infraestructura costosa para su cultivo: luz, calefacción, sensores de lluvia, de temperatura, etc. Hay que resguardar a las plantas de las altas temperaturas y hay que garantizarle los periodos de luz y sombra que necesitan. Por ello, se trata de un sector que requiere de fuertes inversiones en tecnología para poder ser competitivos. “Suben los costes, la mano de obra, los insumos…, pero los precios están por los suelos”, lamenta Luis Manuel Rivera.
Es por ello, según cuenta, que muchos de los floricultores de Chipiona, principal centro productor de flor cortada de Andalucía, además de Lebrija, han optado por cultivar por encargo para agricultores holandeses ante la incertidumbre de precio del mercado. “Hacen un contrato con los holandeses –explica-, que les facilitan hasta los esquejes, por lo que se elimina ese coste, se cultiva y se envía, cobrando un precio estipulado de antemano. Aquí no hay sorpresas, hay seguridad. Es un sistema que está funcionando y cada vez son más los floricultores que deciden trabajar para fuera con el precio asegurado”.