El campo español está que arde, metafóricamente hablando, por las altas temperaturas de las últimas semanas que se han unido a la sequía que se prolonga desde hace varios meses. Frente a esta situación, el Gobierno no ha adoptado todavía ni una sola medida. Y, a pesar de esta crisis, Luis Planas encadena un viaje al exterior tras otro, como si la cosa no fuese con él. Así, la mayor parte de esta semana estará en Washington para participar en un evento que se llama «Cumbre Agriculture Innovation Mission for Climate». Digo yo que esto será muy importante, pero me parece que lo es mucho más la grave crisis que afecta al campo español y de la que no se libra prácticamente ningún rincón de nuestra geografía ni ningún subsector agrícola y ganadero.
Hace menos de un mes, cuando ya existía esta situación, Planas se marchó a Santiago de Chile para participar en otro evento de carácter internacional. Y en las últimas semanas ha multiplicado sus visitas a otros estados miembros de la Unión Europea, se supone que con la excusa de preparar el semestre de presidencia española de la Unión Europea (UE). Y, todo ello, lo hace mientras aquí, ni el Gobierno del que forma parte, ni el Ministerio de Agricultura, han adoptado todavía una sola medida para hacer frente a la situación de sequía de 2023. Tan solo ha habido peticiones a Bruselas para que arrime el hombro, pero, ayudas de carácter nacional, ni una sola.
Mientras tanto, se multiplican las peticiones de apoyo por parte del sector. Se lo dijeron los representantes de tres de las organizaciones agrarias con implantación estatal (ASAJA, COAG y UPA) que se reunieron con él de forma discreta la semana pasada. En este encuentro Planas se presentó otra vez con las manos vacías. Se hizo un diagnostico del enfermo (el campo español), que está en una situación terminal. Pero nada más. De momento nadie ha aplicado un tratamiento ni tampoco se ha puesto a operar. Los viajes al extranjero de Planas estarán muy bien para él y su futuro, pero la prioridad ahora es ayudar al campo español.