Las movilizaciones de agricultores y ganaderos de la Unión Europea (UE) se han generalizado en los últimos días, tras el efecto contagio de las tractoradas en Alemania. En este país los representantes del sector agrario han decidido echar un pulso al Gobierno y, salvo cambios de última hora, continuarán las protestas en los próximos días. Pero Alemania no es el único Estado miembro en el que los profesionales del sector agrario han salido a las calles y las carreteras, ya que también se han registrado protestas en Rumanía y en Francia. En este último país, las protestas comenzaron en la zona de Toulouse y Tarbes, muy cerca de Lourdes, cuando bloquearon una de las autopistas existentes en este departamento de los Pirineos Centrales. Fuentes del principal sindicato agrario galo, la FNSEA, han reconocido que estudian la convocatoria de una gran protesta nacional durante las próximas semanas.
Mientras tanto, en España, el viernes tendrá lugar la primera movilización que se puede inscribir en este marco. Se trata de la convocada por la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA) perteneciente a Asaja, y que se celebrará en la comarca de Utiel-Requena. Se trata de lo que han denominado una «hoguera del vino», que consistirá en quemar una montaña de sarmientos de cepas arrancadas por falta de rentabilidad. Será la primera de una serie de protestas en toda la Comunidad Valenciana.
Por otro lado, la Unión de Uniones ha anunciado una serie de tractoradas que culminarán en Madrid el 21 de febrero, ante la sede del Ministerio de Agricultura. Por otro lado, organizaciones agrarias como Asaja estudiarán en las próximas semanas, durante la reunión de su junta directiva nacional, la realización de tractoradas en distintos puntos de la geografía española por la política agraria ejecutada por Luis Planas, el ministro de Agricultura, en particular, y por las actuaciones del Gobierno de Pedro Sánchez, en general, con el foco puesto en la estrella emergente del mismo, Teresa Ribera.
Es verdad que en un principio las protestas en los diversos Estados miembros de la UE tienen su origen en problemas y reivindicaciones de carácter general. Pero también es cierto que hay un fondo común en todas ellas. Se trata del maltrato al que los agricultores y ganaderos comunitarios se consideran sometidos por parte de la Comisión Europea, los burócratas de Bruselas y el Consejo de Ministros de la UE, que se manifiesta en el exceso de reglamentación, controles y el aumento de las trabas para ejercer la actividad agraria, cuyo eje principal es la producción de alimentos.