Lo han vuelto a hacer. A pesar de que la campaña de la cebolla no empezara con mal pie hace unas dos semanas, el optimismo se ha esfumado de un plumazo: las grandes superficies vuelven a vender cebollas de las antípodas, dejando tiradas las andaluzas.
Atrás se han quedado las buenas intenciones manifestadas el pasado año tras la campaña de denuncia liderada por COAG Andalucía, en la que precisamente se ponía en evidencia a las cadenas de alimentación, que ofrecían en sus lineales cebollas importadas del ‘quinto pino’, mientras que las cebollas andaluzas, de máxima calidad y con todas las garantías de seguridad alimentaria, no encontraban comprador, provocando la ruina de los productores andaluces.
En plena campaña de cebolla fresca en Andalucía, los precios se han desplomado y el motivo de este desastre no es otro que la importación de cebollas de terceros países. Solo hay que echar un vistazo a la zona de hortalizas de cualquier gran superficie para comprobar cómo las cebollas que se ofrecen al consumidor no son andaluzas, sino de Nueva Zelanda, México, Senegal, Holanda o Perú, por ejemplo.
Así, la situación de los productores de cebolla andaluces es crítica una vez más, a pesar también de que se han adaptado a la demanda del mercado cultivando las variedades requeridas por estas cadenas de alimentación: de formato mediano, redondas y de mucha consistencia, lo que además supone un incremento sustancial de costes para el agricultor, pero ni por ésas. Las cebollas vuelven a estar un año más, como el día de la marmota, plantadas en el campo sin recoger, por falta de precio y de comprador.
Esta organización insta a los consumidores comprobar el origen en las etiquetas de las cebollas y solicitar cebollas de nuestros agricultores.
Asimismo, COAG Andalucía pide responsabilidad y compromiso social a las grandes cadenas de alimentación, con el sector agrario y con la economía de nuestro país.