COAG denuncia la “agenda oculta de Azucarera” para controlar la producción de remolacha y conseguir un sector más dócil
La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) denuncia la agenda oculta de Azucarera para controlar la producción de remolacha en España y conseguir un sector productor más dócil.
Mientras que se niega a negociar mejoras en el seno del Acuerdo Marco Interprofesional (AMI), a través de su filial AGROTEO ofrece pequeños incentivos a los remolacheros de forma individual en el marco de una estrategia que persigue la interlocución directa con los agricultores al margen de las organizaciones profesionales agrarias. “A algún agricultor pueden resultarle interesantes los “cantos de sirena” que la industria le hace a través de AGROTEO, pero antes de entrar por esta vía aconsejamos una reflexión en profundidad de las consecuencias”, ha advertido el responsable del sector remolachero de COAG, Fernando García.
En ese sentido, desde COAG se recuerda que las organizaciones profesionales agrarias como voz de los remolacheros en las mesas del AMI han logrado significativas mejoras en los contratos de remolacha a lo largo del tiempo. Estos avances han buscado siempre mejorar las condiciones del conjunto del sector, lo que ha permitido que permanezca un conjunto remolachero con la suficiente fuerza para demandar a la Administración y la industria unas condiciones que han permitido mantener el cultivo tras la última reforma comunitaria.
Las organizaciones profesionales agrarias como voz de los remolacheros en las mesas del AMI han logrado significativas mejoras en los contratos de remolacha a lo largo del tiempo
El AMI es ahora mismo, y gracias a estas negociaciones, un acuerdo marco que proporciona una estabilidad para períodos de 5 años, que cuenta con la garantía de las tres organizaciones agrarias más representativas y herramientas de control o incluso de arbitraje si es necesario. Sin el AMI, el remolachero perdería la fortaleza que le da la unión para pasar a desenvolverse ante la industria en soledad. “El productor de forma individual pasaría a depender de la voluntad de la industria en la siembra de las semillas más interesantes para la empresa pero no para el agricultor.
Tendrían también una organización de entregas a gusto de la empresa, una imposición de precios de la remolacha y de los subproductos como la pulpa, y no existiría un control sobre los análisis de riqueza y los descuentos de pago por la remolacha. Tampoco existiría un Comité Técnico para establecer criterios y procedimiento para evaluar y corregir los resultados de los análisis de las muestras cuando la polarización o el descuento determinado por impurezas recoja desviaciones significativas sobre el promedio de los obtenidos por cada agricultor”, ha señalado Fernando García, responsable del sector remolachero de COAG.
Cabe destacar que, a pesar de Azucarera lo vende como un éxito propio, la puesta en marcha del mencionado Comité técnico fue una de las exigencias de las organizaciones agrarias para la firma del AMI, al igual que la mejora de los laboratorios de análisis, que siguen muy deteriorados en todas las fabricas, “ya que de nada nos sirve este nuevo procedimiento de ajuste si partimos de análisis sin fiabilidad”, ha puntualizado García.
A pesar de Azucarera lo vende como un éxito propio, la puesta en marcha del mencionado Comité técnico fue una de las exigencias de las organizaciones agrarias para la firma del AMI
COAG recuerda que todas estas condiciones establecidas en el AMI y que benefician al agricultor son una excepción en el mundo agrario y han sido siempre un objetivo a conseguir en otros sectores, donde la contratación es directa entre la industria y los agricultores, caso de la leche, la patata o el guisante. En estos sectores todo queda en manos de la industria, que argumenta cualquier disminución de calidad o bajada de precio en el mercado, sin que exista un control por parte del agricultor o ganadero y sin un arbitraje claro en caso de disconformidad.
Por último, al carecer de una interlocución directa con la administración a través de las organizaciones, se debilitaría la negociación de ayudas del sector frente a otros cultivos, al ser este un cultivo de únicamente 4 Comunidades Autónomas y sin ningún respaldo interprofesional.
COAG demanda a Azucarera un cambio de rumbo para garantizar el futuro del sector remolachero en España. En ese sentido, sería imprescindible que se abriera un periodo de negociaciones transparente y responsable en el marco del AMI para abordar mejoras como la eliminación de los descuentos por corona. COAG siempre ha rechazado las prácticas que no reconocen el contenido de azúcar de las coronas de la remolacha y ha demandado el pago de la raíz entera, incluida la corona, conforme a los precios y escala de valoración por polarización vigente en el AMI.
En la mayoría de países productores de la UE ya se han establecido mejoras para la campaña actual en las condiciones contractuales y precios que, entre otros factores, han llevado a un incremento de la superficie de remolacha del 17%.
COAG considera que, con esta actitud, Azucarera pone a corto plazo en peligro el futuro de sus propias fábricas, ya que cada vez existe más presión para derivar la producción hacia la Cooperativa ACOR.