De cara a su comparecencia del 4 de noviembre, el candidato a comisario europeo de Agricultura, Christophe Hansen, ha expuesto en sus respuestas escritas a las preguntas del Parlamento Europeo las grandes orientaciones que se quiere marcar si se confirma su nombramiento: relevo generacional, mejora de la gestión de riesgos, reforzar el poder de negociación de los agricultores y simplificar los procedimientos administrativos.
Simplificar las obligaciones a las que están sometidos los agricultores, reforzar su posición en la cadena alimentaria y garantizar una renta suficiente a los productores. Estas son -como era de esperar- las líneas maestras de los compromisos asumidos por el comisario europeo designado para Agricultura, Christophe Hansen, en sus respuestas escritas a las preguntas que le ha formulado el Parlamento Europeo.
El luxemburgués insiste también en el relevo generacional y el apoyo a los jóvenes agricultores. “Garantizar que la agricultura sea una actividad viable y atractiva dentro de varias décadas será el principio central de mi enfoque de la política agraria”, afirma. Promete garantizar que las ayudas de la PAC vayan a quienes “más las necesitan, especialmente los pequeños agricultores”, y que ofrezcan “incentivos por los servicios ecosistémicos”.
Sin embargo, “más que nuevas propuestas legislativas” en materia de medio ambiente, cree que “podemos alcanzar nuestros objetivos aplicando y haciendo cumplir mejor la legislación vigente, al tiempo que utilizamos incentivos y nuevas herramientas basadas en el mercado para promover el cambio”. En su opinión, “será esencial un enfoque pragmático y ascendente que tenga en cuenta las necesidades específicas de los agricultores”.
Reforzar la posición de los productores
La visión sobre el futuro de la agricultura europea que presentará en sus primeros 100 días de mandato examinará “toda la cadena de valor agroalimentaria y propondrá formas de garantizar la competitividad, sostenibilidad, rentabilidad y atractivo del sector a largo plazo, preservando al mismo tiempo la diversidad de la agricultura en nuestro continente”.
Abordará cuestiones como la renta de los agricultores, las cadenas de valor para hacerlas más justas, la resiliencia de las explotaciones, las prácticas agrarias sostenibles, el desperdicio de alimentos, la carga administrativa derivada de la legislación nacional y europea, así como el conocimiento, la innovación y la inversión.
Hansen recomendará a la Comisión que proponga rápidamente modificaciones específicas del reglamento sobre la Organización Común de los Mercados (OMC) para reforzar la posición de los productores en la negociación y la celebración de contratos de suministro de productos agrícolas, fomentar la cooperación y mejorar la transmisión de precios.
También propondrá nuevas normas sobre la aplicación transfronteriza de la directiva sobre prácticas comerciales desleales. Ambas cuestiones son promesas de la actual Comisión Europea tras las protestas agrarias de principios de año.
El comisario hace hincapié en la gestión de riesgos y seguros
En sus respuestas, Christophe Hansen también hace mucho hincapié en la gestión de los riesgos. «Los costes asociados a acontecimientos excepcionales hacen que los seguros agrarios sean cada vez más arriesgados para los operadores y se necesitan nuevos enfoques.
Para contrarrestar esta espiral negativa, hay que compartir mejor los riesgos”, señala. Por ello, quiere mejorar la gama de herramientas de gestión de riesgos agrícolas disponibles en todos los Estados miembros y revisar la actual caja de herramientas de los instrumentos de la PAC.
Se compromete a mejorar el rendimiento del sector ganadero en términos de sostenibilidad económica, medioambiental y social
En su opinión, estos últimos deberían centrarse cada vez más en incentivos e instrumentos que fomenten la adaptación y la resiliencia a largo plazo de las explotaciones y, al mismo tiempo, hagan que los seguros sean menos arriesgados y menos costosos.
Sin embargo, admite que serán necesarios cambios más fundamentales en las regiones más vulnerables, con la diversificación o transformación de las explotaciones, y esfuerzos dedicados a la investigación y la innovación.
Por último, se compromete a mejorar el rendimiento del sector ganadero -cada vez más criticado- en términos de sostenibilidad económica, medioambiental y social, “dotándolo de un marco claro que se aplique en las explotaciones”. También a este respecto advierte: “en algunas zonas concretas, la presión que ejerce la ganadería ha sobrepasado los límites y hay que actuar para restablecer el equilibrio”.
