En la terminología de las negociaciones de Bruselas se denomina “confesionario” al momento en el que la presidencia de turno del Consejo de Ministros llama a cada una de las delegaciones de los Estados miembros para negociar de forma de forma bilateral, vamos de tú a tú, un asunto importante. Se trata de conocer cuál es la posición de cada uno de los ministros sobre la propuesta que está encima de la mesa, para preparar lo que se llama un documento de compromiso. Pues bien, Luis Planas, muy europeo él, ha decidido utilizar este sistema de “confesionario” para negociar la aplicación de la nueva PAC en España con las Comunidades Autónomas.
Por eso el ministro ha comenzado esta semana a confesar a los consejeros y ya han pasado por su despacho las y los de Extremadura, Aragón y Galicia. El problema radica en que, a diferencia de lo que sucede en Bruselas, en este caso no hay ninguna propuesta global y concreta encima de la mesa, porque Planas no ha querido presentarla todavía. En esas entrevistas pide a los representantes de las regiones que se manifiesten sobre los puntos más complicados, como la convergencia interna de las ayudas, la definición de agricultor genuino o la regionalización, entre otros. Y, claro, desde algunas regiones responden al ministro que también, y antes, quieren conocer su posición. Dicho de otra manera, pretenden que Planas también se confiese.
Además de lo anterior, resulta curioso otro hecho. El ministro sugiere a los consejeros que no se informe a los medios de comunicación del contenido de las entrevistas. Vamos, plantea que unos y otros se acojan al secreto de confesión. Esa es la penitencia que los impone. Y eso nos lleva a lo siguiente: el proceso de negociación más importante de los últimos años, en el que se va a decidir cómo se aplica en España la nueva PAC y cómo se reparte el dinero entre los agricultores y ganaderos beneficiarios de sus ayudas se lleva con mucho secretismo, sin luz ni taquígrafos. Del ministro ya sabemos que podemos esperar cualquier cosa, pero que los consejeros traguen con ese secreto de confesión clama al cielo. De momento los que han ido esta semana han tragado. Ya veremos lo que pasa en las próximas. ¡Menuda penitencia nos ha caído con el ministro Planas, ahora reconvertido en confesor!