La Comisión Europea ha presentado una propuesta dirigida a mejorar la confianza de los consumidores comunitarios en los estudios científicos que se tienen en cuenta a la hora de legislar en cuestiones que tienen que ver con la seguridad alimentaria, como los aditivos en los piensos, los productos fitosanitarios o los transgénicos.
El proceso que llevó a la autorización del glifosato en la UE durante un período de cinco años fue muy cuestionado y la iniciativa ciudadana que pedía no solo la prohibición de la sustancia sino más transparencia en los estudios que se utilizan para tomar las decisiones logró reunir más de un millón de firmas. En respuesta a ello, Bruselas ha presentado un proyecto para aumentar la transparencia de los estudios científicos relativos a la evaluación del riesgo en el ámbito de la seguridad alimentaria.
La propuesta dará a los ciudadanos un mayor acceso a la información presentada a la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (AESA) sobre las autorizaciones relativas a la cadena agroalimentaria, permitirá a la Comisión pedir estudios adicionales e involucrará más estrechamente a los científicos de los Estados miembros en los procedimientos de autorización.
Asimismo, se reforzará la comunicación del riesgo a los ciudadanos, con acciones comunes para aumentar la confianza de los consumidores, fomentando su sensibilización y explicando mejor los dictámenes científicos que emite la AESA, así como el fundamento de las decisiones de determinación del riesgo.
Este avance hacia la transparencia requiere, según Bruselas, una actualización del reglamento sobre la legislación alimentaria general, que data del año 2002, así como la revisión de ocho actos legislativos sectoriales, en concreto los relativos a los OMG (organismos modificados genéticamente), los productos fitosanitarios, los aditivos en los piensos, los aromas de humo, los materiales destinados a entrar en contacto con los alimentos, los aditivos, las enzimas alimentarias y los aromas alimentarios y los nuevos alimentos.