Una de las definiciones de sainete es «situación o acontecimiento grotescos o ridículos y a veces tragicómico». El primero tiene como protagonista a Pedro Sánchez y su Gobierno, con motivo de la presidencia del Consejo de Ministros de la UE. Muy a mi pesar me voy a referir a este semestre de presidencia española, no de la UE, como se dice reiteradamente, sino del Consejo de Ministros de la UE, que es una de las siete Instituciones comunitarias. Y escribo lo de muy a mi pesar, porque esto de la presidencia es un mero trámite, una formalidad y, como mucho, un escaparate para que los lideres de los otros Estados miembros conozcan un poco más España y su territorio, durante las diversas reuniones informales que se celebrarán este semestre.
Cuando el 1 de enero de 1986 España ingresó en la entonces Comunidad Económica Europea (CEE), sí que eran importantes las presidencias semestrales del Consejo de Ministros de la UE. Sin embargo, con el paso de los años y debido a las modificaciones de las normas fundamentales de la UE y a la creación de la figura del presidente permanente, que ahora es un belga de nombre Charles Michels, las presidencias rotatorias del Consejo de Ministros han perdido gran parte de su importancia y ya no son lo que eran. Además, hay que recordar que el Parlamento Europeo ha ampliado sus poderes, en perjuicio de los que tenía el Consejo de Ministros, y que la capacidad de iniciativa, es decir, de decidir de que se habla o negocia, la tiene solo la Comisión Europea. Ya puede hacer Sánchez los viajes que quiera, que, pintar, lo que se dice pintar, pintará muy poco.
Hay que olvidarse de arañar algo en Bruselas para el campo español en este semestre, gobierne aquí quien gobierne
También he leído y escuchado diversas intervenciones de representantes del sector agroalimentario español diciendo que había que aprovechar este semestre para conseguir tal o cual cosa. La verdad es que, dicho suavemente, no tenían ni idea de lo que estaban afirmando. Cuando un país ostenta la presidencia rotatoria del Consejo de Ministros de la UE debe olvidarse de sus intereses particulares en aras de conseguir lo que podríamos llamar el bien común de la UE, para intentar que se avance en los asuntos objeto de negociación. Dicho de otro modo, hay que olvidarse de arañar algo en Bruselas para el campo español en este semestre, gobierne aquí quien gobierne. Y, además, están las elecciones generales en España de por medio, con cambio de gobierno seguro, tanto si repiten en La Moncloa Pedro Sánchez y su amalgama de aliados, como si llega Feijóo, bien en solitario o bien en coalición con Vox.
Por cierto, este último partido sigue pidiendo, con toda la razón del mundo desde su punto de vista, entrar en los gobiernos de coalición en las comunidades autónomas en las que su apoyo al PP es necesario. Tras el sainete, por calificarlo suavemente, vivido en Extremadura durante las últimas semanas, los de Abascal han arañado la creación de una Consejería de Gestión Forestal y Mundo Rural, que se ocupará de los incendios, la caza, la pesca, el regadío (suponiendo que desde Madrid concedan agua) y los toros. Ahora andan buscando a alguien que sepa y se ocupe de esta tarea, porque, al igual que en Castilla y León, están cortos de banquillo.
Sin embargo, «lo mollar» y las competencias de más interés para los profesionales del campo van a continuar en la futura consejería de agricultura, que estará en manos del PP. Dicho de otro modo, la gestión de la PAC que llega desde Bruselas, de la política agraria de aquí, de la agricultura, la ganadería y el desarrollo rural correrá a cargo del PP y, se supone, si María Guardiola no cambia de opinión, que de Mercedes Morán. Pero, demos tiempo al tiempo, porque, tras el sainete vivido, quizás, quizás, quizás…