La subida de los costes de producción desencadenada por la invasión de Ucrania por parte de Rusia se está desacelerando y los precios de ciertos insumos empiezan a ceder. Sin embargo, siguen estando muy por encima de la media de los años previos. A ello hay que sumar una bajada de los precios de ciertos productos agrarios y una climatología desfavorable –principalmente sequía– en buena parte de Europa, que en algunos Estados miembros de la UE ha afectado gravemente a los rendimientos. Todo ello mantiene al sector agrario comunitario bajo presión y hay agricultores y ganaderos con problemas de liquidez.
Esta es una de las conclusiones de la Comisión Europea en su último informe sobre perspectivas de los mercados agrarios de la UE a corto plazo, en el que ha revisado a la baja sus previsiones de producción de algunos cultivos.
Constata que «los eventos climáticos adversos en la primavera (sequías, déficit de lluvia o exceso de lluvia) han provocado un retraso en la floración, siembras tardías, aumento del riesgo de plagas o reducción de la disponibilidad de agua hasta la destrucción total de los cultivos en el caso de los eventos más severos», aunque la situación varía mucho entre unos Estados miembros y otros.
A pesar de todos estos problemas, apunta que pueden verse signos de mejora en el horizonte. Por ejemplo, los fertilizantes están más asequibles tras la caída de los precios del gas natural. En cuanto a la inflación de los alimentos, aunque continúa por encima de la inflación general, comienza a estabilizarse.
Aun así, los elevados precios de los alimentos siguen determinando las decisiones de compra de los consumidores, beneficiando a las marcas de distribuidor y a productos más baratos dentro o fuera de la misma categoría, por ejemplo, aves de corral frente a carne de vacuno. Los productos lácteos, las frutas y verduras frescas y los productos ecológicos todavía registran una demanda más débil, al igual que el vino.