El Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino y el Gobierno de La Rioja trabajan desde hace 15 años en diferentes ensayos en materia de cubiertas vegetales como alternativa al laboreo tradicional en viñedo. Sobre este asunto hablamos en la `Sección de Innovación´ de AGROPOPULAR – 7 de diciembre- con Sergio Ibáñez, ingeniero agrónomo e investigador del Instituto.
Según explicó, a través de estos ensayos tratan de analizar el comportamiento de las cubiertas, cuales son más interesantes, su relación con la vid y con la calidad del vino, así como con el agroecosistema que les rodea.
En cuanto a los tipos que se pueden plantar en un viñedo, Ibáñez detalló que existen diferentes alternativas:»desde la más sencilla y económica que puede ser una cubierta espontánea, dejando la cubierta natural, a otras que lo que hacemos es elegir el tipo de cubierta que queremos tener y la sembramos».
Las más habituales son de leguminosas, graminias e incluso de una mezcla de cubiertas florícolas. Estas últimas las han utilizado en ensayos para ver la interacción del viñedo con insectos y la fauna auxiliar.
Cubierta vegetal y cambio climático
Respecto a las ventajas que aporta la cubierta vegetal sobre el laboreo en un contexto de cambio climático, el investigador destacó que el ejemplo más claro es la erosión. «Es un problema tremendo en viticultura y agricultura y, a diferencia del laboreo, la cubierta vegetal protege de la perdida de suelo y actúa contra la erosión».
En este sentido, explicó que la sujeción de la cubierta vegetal sobre el suelo mejora las propiedades físicas, químicas y biológicas, en definitiva, «tenemos un suelo de mayor calidad».
También destacó que es un sumidero importante de CO2 que permite mitigar la acción de estos gases de efecto invernadero. «En La Rioja una hectárea de viñedo sería capaz de secuestrar cerca de nueve toneladas por hectárea y año de CO2». Esto supone que si la región tuviera todos sus viñedos con este sistema serían capaces de mitigar más de 600.000 toneladas de CO2.
Finalmente, subrayó que instalar una cubierta vegetal incrementa la biodiversidad del viñedo. «Incluye también a la fauna auxiliar y a muchos de los enemigos de las plagas habituales del viñedo, por lo tanto, va a permitir reducir el uso de plaguicidas y apostar por una protección sanitaria de la vid de una forma más integrada».
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