Lógicamente los productores y exportadores españoles de aceituna de mesa están preocupados por “lo suyo”, es decir, por los aranceles que acaba de imponer Estados Unidos y que dificultan la entrada y venta de una gran parte de estas mercancías en aquel país. Sin embargo, con ser esto importante, no es la clave. El auténtico meollo de la cuestión no se encuentra en esos aranceles, sino en la tesis que han utilizado las autoridades de Washington para justificar su imposición.
Dicen los responsables comerciales de Estados Unidos que han impuesto esos aranceles por las ayudas y subsidios que recibe la aceituna de mesa en el marco de la PAC. El gran problema radica en que, utilizando esta tesis, Estados Unidos podría imponer aranceles a todos aquellos productos procedentes de la UE que reciban las ayudas previstas en la PAC.
Uno de ellos podría ser, por ejemplo, el aceite de oliva. Hay que tener en cuenta que la UE cambió su sistema de apoyos de la PAC para que sus ayudas al sector agrario estuviesen de acuerdo con las normas de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Tras ese cambio, no se había vuelto a cuestionar la compatibilidad de esas ayudas de la PAC, la espina dorsal de la misma, con la normativa de la OMC.
Por otro lado, hay que destacar que Estados Unidos tiene abiertos dos procedimientos contra las aceitunas españolas. El primero es el procedimiento antisubvenciones citado más arriba, que ha terminado con el incremento de esos aranceles provisionales, y el segundo es un procedimiento antidumping; en los próximos meses se conocerán las sanciones que se adoptarán contra las exportaciones españolas de aceituna en el marco de este último. En abril se anunciarán las medidas definitivas.
La UE tiene la posibilidad de denunciar estas sanciones de Estados Unidos ante la OMC. Si esto llega a suceder finalmente, todo el proceso hasta que los órganos correspondientes de esta última emitiesen la sentencia definitiva podría durar un año, como mínimo, y prolongarse más de dos.
