Un curso para olvidar. Por César Lumbreras

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El curso de política agraria que acaba de terminar ha estado marcado por dos hechos fundamentales: la aplicación de la nueva PAC, con otro reparto del dinero de las ayudas entre los beneficiarios y entre las diferentes comunidades autónomas, y la sequía que ha azotado la mayor parte de España, provocando importantes daños en el campo. Respecto al primero de los asuntos, la nueva PAC y los nuevos importes de las ayudas, ha habido agricultores y ganaderos que han resultado beneficiados y otros perjudicados por la distribución; entre estos últimos figuran la mayoría de los denominados «profesionales», entendiendo como tales a los viven exclusivamente de la actividad agraria, lo que ha provocado las críticas de las organizaciones agrarias.

Por otro lado, la aplicación de los ecorregímenes ha traído mucha cola dada la complejidad de las prácticas agrarias que se debían hacer y la mayor carga burocrática y agronómica. Además, hay que tener en cuenta que la normativa apareció, en la mayor parte de los casos, tarde y mal, porque se fue corrigiendo continuamente y, en algunos casos, con contradicciones.

Respecto a la sequía, la situación se ha vuelto crítica, mientras el Gobierno miraba para otro lado o se desentendía del problema en los primeros meses. El balance es que la cosecha total de cereales difícilmente llegará a los 10 millones de toneladas, lo que supone un recorte muy importante sobre la cosecha del año pasado, en el que ya fue muy baja. A ese hecho, mala producción, se unen otros dos que hacen que la situación en el sector de los grandes cultivos sea crítica: los elevados costes que han sido los más altos de toda la historia y los bajos precios. Las previsiones de producción de aceite de oliva para la próxima campaña, que comenzará en un par de meses, también son malas, en línea con lo sucedido durante la actual. Asimismo, la ganadería, especialmente la extensiva, ha sufrido lo suyo. En ambos casos, las organizaciones agrarias han considerado que las ayudas aprobadas por Luis Planas son netamente insuficientes. En resumen, el curso de política agraria 2022/23 es para olvidar en líneas generales.

 

Artículo de opinión de César Lumbreras publicado el 31 de julio en La Razón.

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