El acuífero 23, en la actualidad dividido en las masas Mancha Occidental I, Mancha Occidental II y Rus-Valdelobos, que debía conectar entre sí las aguas subterráneas y superficiales que dan origen a los Ojos del Guadiana y el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, ha sufrido un descenso desde el año 2014 de más de 1.000 hectómetros cúbicos.
El jefe de Área de Hidrogeología Aplicada del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), Miguel Mejías, ha explicado que la realidad a día de hoy es que estas masas de agua presentan un vaciado desde 2014, el año que volvieron a recuperarse tras un periodo especialmente húmedo entre 2009 y 2013, de más de 1.000 hectómetros cúbicos.
«De marzo de 2014 a marzo de 2023, el descenso del nivel freático registrado hace unos días es de 11,23 metros, y entre marzo de 2022 y marzo de 2023 el descenso medio es de 1,18 metros», ha calculado Mejías.
En este sentido, Mejías ha recordado que en los últimos seis o siete años, aproximadamente, «el descenso medio de las masas de agua es del orden de 1 metro al año, lo que supone un descenso anual del conjunto de las reservas de agua de 125 hectómetros cúbicos cada año».
Los datos, ha indicado Miguel Mejías, responden a una realidad, que no llueve y que se extrae más agua de la que entra para recargar el que es considerado uno de los grandes embalses subterráneos de España.
Algunas organizaciones agrarias o comunidades de regantes cuestionan los datos del IGME
Algunas organizaciones agrarias o comunidades de regantes cuestionan los datos que obtiene y estudia el IGME desde hace décadas. Sobre este asunto Mejías ha asegurado que «son incuestionables».
«El IGME lleva controlando los niveles de aguas subterránea en todo el Alto Guadiana desde mediados de los años 70 del pasado siglo, por lo que llevamos cuatro décadas midiendo, obteniendo unos datos que responden sin lugar a dudas a las situaciones climatológicas y a las extracciones», ha reivindicado.