Un total de trece Estados miembros de la UE han firmado una «Declaración europea sobre la soja» que propone medidas de apoyo a este cultivo para reducir la dependencia de países terceros de proteínas vegetales para alimentación animal. Entre ellas plantean el fomento de la producción de soja no transgénica.
La iniciativa de esta declaración ha partido de Alemania y Hungría y a ella se han sumado Austria, Polonia, Eslovenia, Eslovaquia, Francia, Rumanía, Bélgica, Luxemburgo, Finlandia, Italia y Grecia.
La declaración pone de manifiesto que entre 2013 y 2015 la UE importó una media de 36,1 millones de toneladas de equivalente en haba de soja (tanto el grano como en forma de aceite o torta) mientras que, en ese mismo período, apenas se cultivaban en la UE en torno a medio millón de hectáreas de esta oleaginosas.
Los firmantes de la declaración subrayan el potencial de este cultivo en la UE y lo hacen extensivo a las proteaginosas, de las que subrayan no solo su valor como alimento para el ganado sino sus beneficios desde el punto de vista medioambiental y su importante papel en la rotación de cultivos.
Las asociaciones europeas que agrupan a los comerciantes de cereales y oleaginosas, a los industriales y a los fabricantes de piensos para el ganado (Coceral, Fediol y Fefac) reclaman, por su parte, más coherencia en la estrategia de la UE a favor de los cultivos proteicos y critican la revisión de la directiva sobre la energía renovable propuesta para después de 2020, que reducirá considerablemente la producción de biocarburantes de primera generación.
Por último, las organizaciones y cooperativas agrarias de la UE (COPA-COGECA) denuncian la reciente decisión de prohibir la utilización de productos fitosanitarios en las superficies de interés ecológico productivas, como las plantadas con proteaginosas, porque ello podría llevar a los agricultores a no sembrar en esas superficies.