El presidente ejecutivo (CEO) de Deere & Company, Sam Allen, considera que 2017 será otro año “difícil”, pero observa síntomas de recuperación “en nuestros mercados clave”, después de tres años de caídas en el sector agrícola global.
“Hay señales de que lo peor podría haber terminado”, subrayó.
Durante la recesión, Deere ha sufrido una disminución en las ventas de 10.000 millones de dólares, “comparable en porcentaje a la crisis agrícola de 1980”, dijo Allen.
La compañía confía en que las tendencias mundiales de crecimiento demográfico y urbanización aumenten la demanda de maquinaria agrícola y de construcción de la marca.
El directivo destacó los resultados de la empresa en 2016, año en el que marcó el décimo mejor nivel de ingresos. Entre los objetivos anunciados se encuentra el de recortar al menos 500 M$ en costes estructurales.
La estrategia de Deere durante la recesión se ha basado en la eficiencia y reducción de costes, lo que ha incluido reducciones de plantilla, programas de bajas voluntarias y reducciones de inventario.
Allen detalló que Deere ha recortado 100 M$ en gastos de viajes, publicidad e indirectos.
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