Aunque valenciano de nacimiento, Luis Planas es andaluz de adopción, donde ha hecho toda su carrera política con la excepción de los años pasados en Bruselas y Marruecos. Es conocida su mala relación personal y política con Susana Díaz, a la que intentó disputar años atrás el cetro de los socialistas andaluces.
Su nombramiento como ministro de Agricultura fue, junto al de su mentora, la cordobesa Carmen Calvo, una carga de profundidad lanzada por Pedro Sánchez contra la “lideresa” andaluza. Ahora esta última ha disparado un misil dirigido a Planas y a Pedro Sánchez a cuenta del dinero de las ayudas de la PAC, que viene respaldado, además, por el sector agroalimentario andaluz.
Así es como hay que entender la petición realizada por la Junta de Andalucía, las organizaciones agrarias ASAJA, COAG y UPA y las cooperativas agroalimentarias, que figura en un documento conjunto presentado este lunes en Sevilla, con el objetivo de que se “blinden los 1.700 millones de euros” que reciben los agricultores y ganaderos de esta Comunidad Autónoma de la PAC.
En el documento se rechaza el recorte del 16 por ciento en precios constantes (teniendo en cuenta la inflación) que plantea la Comisión Europea. Pero lo más significativo viene después, cuando se dice que “el mantenimiento del presupuesto debe reflejarse luego, a su vez, en el ámbito nacional, impidiendo trasvases de fondos entre territorios y dotando de estabilidad y certidumbre a los agricultores, ganaderos e industrias agroalimentarias andaluzas”. Dicho de otra manera: que Andalucía no está dispuesta a perder ni un euro. Esta Comunidad Autónoma es la más beneficiada por el dinero de la PAC.
De aceptarse las tesis anteriores por parte del andaluz de adopción Luis Planas y su equipo, nos encontraríamos con que, aplicando este mismo razonamiento, no podrían existir trasvases de fondos y cada Comunidad Autónoma se quedaría con lo que tiene ahora, eso suponiendo que no hubiese recorte del presupuesto global destinado a financiar la PAC.
Si finalmente hay reducción, habrá que decidir cómo se aplica aquí. Y si no se aceptan las tesis de Susana Díaz y del sector agroalimentario andaluz, asistiremos a otra batalla entre la lideresa, por un lado, y Pedro Sánchez, Carmen Calvo y Luis Planas, por otro, que tendrían muy difícil explicar en esta región su postura contraria “al blindaje”. La única ventaja de estos últimos es que, tal y como van las cosas, el momento de repartir el dinero de la PAC no será en esta legislatura, sino en la próxima. Pero, mientras tanto, la guerra va a estar ahí, muy presente, con las otras Comunidades Autónomas, que no se van a quedar quietas, también como protagonistas de la misma, porque ellas también se juegan sus fondos y hay muchas que aspiran a más, algo imposible si se blindan los fondos en Andalucía.
¿Cómo van a responder desde las otras regiones? La contienda no ha hecho más que comenzar. Hasta ahora las escaramuzas habían consistido en críticas en privado y en público del consejero de Agricultura de Andalucía a Planas. Desde el lunes la guerra es abierta.