Dos puntos quedaron claros durante la celebración de la Conferencia organizada por el Ministerio sobre la PAC que se aplicará a partir de 2021.
El primero, que el gran problema está en el dinero con el que contará esa política, algo que no se conoce y, lo que es más grave, que no se sabrá probablemente hasta 2020, cuando los Jefes de Estado y de Gobierno pacten el Marco Financiero para el periodo 2021-27. Hasta esa fecha podemos hablar todo lo que queramos, pero sin saber “la pasta” de la que se dispondrá.
El segundo radica en las diferentes opiniones que hay entre las Comunidades Autónomas que reciben más dinero, como Andalucía, Castilla y León o Castilla la Mancha, partidarias de mantener su hucha, y las demás, que quieren que la nueva PAC sirva para arañar una parte mayor del dinero que llegará a España. Esa será la negociación hispano española.
El Brexit ha sido otro de los asuntos de la semana. Desde el punto de vista de los intereses del sector agrario destacan las consecuencias financieras y las comerciales. En las primeras está claro que habrá menos dinero para financiar la PAC al ser el Reino Unido contribuyente neto al presupuesto comunitario.
El comisario Hogan habló durante su estancia en Madrid de un recorte de 3.600 millones de euros. ¿Quién los pondrá?
Por otro lado está el acuerdo comercial al que se llegue durante las negociaciones. De ello dependerán las facilidades o dificultades para las exportaciones agroalimentarias españolas al Reino Unido.
La Administración Trump se ha cargado de un “trumpazo” la mayor parte de la política medioambiental de Obama y lo que este había hecho en la lucha contra el cambio climático. El Acuerdo de París peligra y serán la UE y China las que tengan que tirar del carro.