El Parlamento Europeo (PE) ha dado luz verde en el pleno a un informe que pide redoblar la protección para los activistas medioambientales y reivindica reconocer el “ecocidio” como un delito internacional.
El texto apuesta por negociar en el marco de la Corte Penal Internacional el reconocimiento del “ecocidio” como delito a nivel internacional dentro del Estatuto de Roma. La ponente del informe, Soraya Rodríguez (Renew), apunta que «estamos hablando de un delito, de un crimen contra la humanidad y, por lo tanto, de una responsabilidad internacional en esas conductas».
La legisladora española sostiene que el “ecocidio”, un término que “divide” al Parlamento, será finalmente tratado y contemplado como lo que es, “un delito” contra la destrucción del medioambiente. «La destrucción de un ecosistema supone un daño irreversible para todo el planeta y para los derechos humanos que todos tenemos».
Aprobado con 518 votos a favor, 97 en contra y 77 abstenciones, con el documento la Eurocámara instó a la Unión Europea (UE) a mostrar su apoyo a los defensores del medioambiente y protegerlos de la persecución.
La Eurocámara aboga por luchar «contra la impunidad de los autores» de delitos medioambientales
El texto pone de manifiesto cómo el cambio climático amenaza el disfrute de los derechos humanos, incluido el derecho a la vida, al agua potable, a la alimentación o a la salud, al igual que el derecho a la vivienda, ya que el deterioro del hábitat provoca desplazamientos de la población.
Con la aprobación del informe, el Parlamento aboga por luchar «contra la impunidad de los autores» de delitos medioambientales a nivel mundial. En este sentido, Rodríguez ha denunciado que «son muchos» los asesinatos sin resolver y acusó la falta de reparación y justicia para las víctimas.
En 2020 el 69% de los activistas de los derechos humanos asesinados defendía el medioambiente, estimó la diputada, y, entre ellos, el 26% trabajaba en el ámbito de los derechos de los pueblos indígenas. «Los defensores del medio ambiente son defensores de derechos humanos, de los suyos, de sus colectividades, de sus comunidades locales, pero también de los nuestros, de los que estamos a millones y millones de kilómetros de distancia», concluyó.