El Pregón: Nuestra soberanía alimentaria o «con las cosas de comer no se juega»

Por César Lumbreras

beneficiarios de las ayudas de la PAC
"Recogiendo alfalfa en Villada, Palencia". Imagen de archivo de José Félix Curieses

No es la primera vez que dedico El Pregón a este importante asunto, el de la soberanía alimentaria, y me temo que tampoco será la última. Primero, un par de datos. ¿Saben en manos de quién están físicamente las mayores reservas de trigo y maíz del mundo? Pues de los chinos. De acuerdo con el último informe mensual que publica el Departamento de Agricultura de Estados Unidos con las previsiones de producción, consumo y existencias, China tiene en estos momentos más de la mitad de las reservas mundiales de trigo (139 millones de toneladas de un total de 266 millones) y casi dos tercios de las de los cereales secundarios (205 millones de toneladas frente a una cantidad total de 324 millones).

El Gobierno de Pekín ha decidido apostar por conseguir el mayor grado de soberanía alimentaria posible y a ello dedica sus esfuerzos en todos los sectores agrícolas y ganaderos. Los rusos también caminan en esta misma línea y, para los Estados Unidos, el agrario o agroalimentario es un sector estratégico. El lema de todas estas potencias parece sacado del viejo refrán español que nos enseñaron de pequeños, que dice eso de que con las cosas de comer no se juega.

Los rusos también caminan en esta misma línea y, para los Estados Unidos, el agrario o agroalimentario es un sector estratégico

Mientras tanto, en la Unión Europea vamos en sentido opuesto. Con la última reforma de la PAC se ha dado prioridad al componente verde que pasa por aplicar prácticas más respetuosas con el medio ambiente o con el bienestar de los animales, objetivos importantes, por supuesto, en detrimento del factor productivo, es decir, de la producción de alimentos.

Eso se va a traducir en mayores costes para los agricultores y ganaderos, en una menor producción de alimentos y en menos soberanía alimentaria. Aunque suene raro, no se puede dar por seguro ni garantizado ningún producto. Por ejemplo, el aceite de oliva o la básica, y para muchos, despreciada paja.

Con las cosas de comer no se juega y puede que estemos jugando demasiado

La paja es básica para la alimentación de muchas especies ganaderas y es fundamental para su bienestar. En la mayor parte de los casos la paja es sustento, es el colchón de los animales y su taza del wáter. Así de simple y así de sencillo, pero también así de importante y de estratégico. Y este año resulta que no hay paja como consecuencia de la sequía. Prueba de ello es que los precios han subido de forma espectacular en las últimas semanas y en estos momentos triplican, en León, los que había el año pasado en estas mismas fechas.

Es un incremento de costes más al que deben hacer frente los sufridos ganaderos. Algunos de ellos, que se dedican al vacuno, han decidido llevar sus animales al matadero y ahora mismo hay lista de espera para el sacrificio. Y la cabaña de ganado vacuno, tanto de carne como de leche, no se recupera de un día para otro. Y eso es menos soberanía alimentaria en España y en la UE. Repito, con las cosas de comer no se juega y puede que estemos jugando demasiado y que, como dice la canción, nos pille la vaca en sentido figurado.

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