La sequía se ha agudizado durante los últimos días y el Tribunal Supremo ha anulado varios artículos del Plan Hidrológico del Tajo. Son dos noticias que han vuelto a situar la política hidráulica y el agua en el primer plano de la actualidad.
Todos nos jugamos muchos en este envite, especialmente el campo que es el mayor consumidor de este líquido con mucha diferencia sobre el resto de los usuarios.
Las elecciones están a la vuelta de la esquina y se ha hablado estos días mucho de nombres y candidatos, pero poco o muy poco de los asuntos de cada día que nos afectan a los ciudadanos de a pie. Y uno de ellos es el agua.
¿Va siendo hora de que los partidos políticos más importantes y sus líderes nos digan qué política hidráulica piensan seguir si son los elegidos para formar Gobierno?
Ya va siendo hora de que los partidos políticos más importantes y sus líderes nos digan qué política hidráulica piensan seguir si son los elegidos para formar Gobierno. No se trata solo de decir sí o no a los trasvases. Hay que ir más allá. Se trata de que nos expliquen qué medidas piensan adoptar para garantizar el suministro de agua en todo el país a la vista, por un lado, de las necesidades que existen a corto plazo y de las que están por llegar a medio plazo y, por otro, de la disponibilidad global de agua que existe y existirá y de su distribución geográfica.
El resumen es muy sencillo ¿cuánta agua tenemos, cuánta se calcula que tendremos, dónde estará, cuánta vamos a necesitar y cómo hacemos para que haya para todos? Los candidatos nos tienen que responder a estas preguntas en las próximas semanas.
El problema es lo suficientemente importante y se necesita un Pacto de Estado del Agua para dejar solucionado el asunto a medio plazo al margen de los vaivenes políticos. Es difícil porque todos queremos más, pero no queda más remedio que afrontar el reto.