Emisiones agrarias: las subvenciones son más eficaces que los impuestos

Emisiones

Las políticas de subvenciones son mejores que los impuestos para reducir las emisiones del sector agrario, según una tesis doctoral en economía. Las proyecciones sobre la relación coste-eficacia de los «contratos de carbono» muestran las ventajas de la agrosilvicultura.

Para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) del sector agrario, una tesis doctoral defendida a principios del pasado mes de abril destaca las ventajas de las subvenciones frente a los impuestos a las emisiones. En particular, cita las subvenciones a la captura de carbono «total» (de la biomasa y del suelo) y a la captura de carbono sólo de la biomasa.

Estas políticas «resultan más rentables que un impuesto a los GEI», señala la autora, Roxane Photinodellis, de la Unidad Mixta de Investigación en Economía Aplicada París-Saclay (INRAE-AgroParisTech).

Para llegar a estos resultados, la doctoranda modelizó varios escenarios a partir de datos de explotaciones agrarias de la región francesa de Gran-Este, con proyecciones a treinta años, con el fin de identificar un «compromiso» entre «los costes de seguimiento» y «la eficacia de las políticas de mitigación de las emisiones de GEI y de secuestro de carbono en el sector agrícola».

Nueva Zelanda también intentó introducir un impuesto sobre las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la ganadería en 2022

En Francia no existe actualmente ninguna política diseñada específicamente para garantizar que el sector agrario cumpla los objetivos de la Estrategia Nacional de Baja Emisión de Carbono.

En cambio, un país como Dinamarca ha introducido recientemente un impuesto al carbono a su agricultura. A partir de 2030, los agricultores daneses tendrán que pagar unos 16 euros por tonelada de CO2 equivalente emitida, a menos que utilicen medidas climáticas aprobadas.

Nueva Zelanda también intentó introducir un impuesto sobre las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la ganadería en 2022. Esta decisión provocó manifestaciones de los ganaderos neozelandeses. Tras largas negociaciones, el actual gobierno de centro-derecha anunció a mediados de junio que abandonaba el proyecto.

La UE a favor de la “agricultura del carbono”

A nivel comunitario, el Parlamento Europeo dio el 10 de abril su aprobación definitiva a un nuevo reglamento sobre la certificación de las absorciones de carbono, entre ellas las procedentes de las actividades agrícolas asociadas a la «agricultura del carbono».

Estas prácticas de gestión de la tierra mejoran la absorción de carbono al capturarlo mejor y reducir su liberación a la atmósfera. Para aplicar el reglamento, la Comisión Europea sigue recabando el asesoramiento de grupos de expertos, cuya próxima reunión tendrá lugar el 21 de octubre.

El objetivo es identificar métodos de certificación a medida mediante actos delegados. Este es también uno de los objetivos de la tesis que estudia las condiciones de participación de los agricultores en los programas voluntarios de «agricultura del carbono».

En el caso de la región de Gran-Este, pone de relieve el valor de la agrosilvicultura. En opinión de Roxane Photinodellis, los pagos por hectárea a favor de esta práctica son «más apropiados» para «fomentar las prácticas de captura de carbono».

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