Los sistemas alimentarios mundiales son el origen de aproximadamente el 34% de las emisiones humanas de gases de efecto invernadero, según un estudio publicado recientemente por la revista Nature Food y dirigido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Este trabajo, que se centra en el año 2015, estima en 18.000 millones de toneladas de equivalente en CO2 las emisiones del sector de la alimentación (uso de las tierras, producción, transformación, distribución).
Aunque en valor absoluto las emisiones aumentan con respecto a su nivel de 1990, en porcentaje disminuyen claramente, ya que en ese año representaban el 44% de las emisiones totales. En esta cifra global, el peso de los sectores alimentarios de los países desarrollados se mantiene estable, en torno al 24%, mientras que el de los países en desarrollo registra un fuerte descenso y ha pasado del 68% en 1990 al 39% en 2015. Esta disminución, relativa, se explica en gran parte por el fuerte aumento de las emisiones de los demás sectores. Los países o regiones con mayores emisiones son, por este orden, China, Indonesia, Estados Unidos, Brasil, la Unión Europea y la India.
Las emisiones de metano, que proceden principalmente de la ganadería y del cultivo del arroz, representan en torno al 35% de las emisiones de gases de efecto invernadero de los sistemas alimentarios. Esta proporción es más o menos la misma en los países desarrollados y en los países en desarrollo, según el estudio.
Las emisiones de metano, que proceden principalmente de la ganadería y del cultivo del arroz, representan en torno al 35% de las emisiones de gases
El uso de las tierras representa aproximadamente el 32% de las emisiones, mientras que el 29% corresponde a la distribución y la transformación, una cuota que ha aumentado en el período considerado y que seguirá creciendo. El sistema alimentario mundial consume cada vez más energía, debido sobre todo al comercio minorista, el envasado de los productos, su transporte y su transformación. Solo las actividades de la “cadena de frio” representan en torno al 5% de las emisiones mundiales.
En la fase de producción se observa también un aumento del consumo energético: la utilización de la energía en el sector agrario ha supuesto un aumento del 15% de las emisiones en 2015 respecto a 1990, principalmente en las regiones en desarrollo.
Estas cifras alimentarán las discusiones de la Cumbre de Naciones Unidas sobre los sistemas alimentarios que se celebrará este año.