El 5 de septiembre se superó la barrera de los 100 casos confirmados de enfermedad hemorrágica epizoótica en lo que va de año en España. A esa fecha había ya 102. Cantabria y Asturias son las últimas comunidades en sumarse a la ya larga lista de comunidades autónomas con focos.
Las regiones en las que aún no se ha notificado la presencia de la enfermedad, aparte de los dos archipiélagos, son Galicia, País Vasco, Navarra, La Rioja y Cataluña.
Los últimos casos confirmados por el Laboratorio Central de Veterinaria de Algete (en Madrid) corresponden a trece vacas repartidas entre 11 explotaciones de Cantabria, cuyas autoridades han remitido otros posibles casos al citado laboratorio. En Asturias se han confirmado al menos cuatro.
La localización de algunos de los nuevos focos implica modificaciones en la zona
desde la que se restringe el movimiento directo para vida (no así para sacrificio) por
esta enfermedad hacia otros Estados miembros de animales bovinos, ovinos y caprinos. Esas restricciones se aplican ahora a los animales procedentes de explotaciones ubicadas en las comunidades autónomas de Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha, Madrid, Murcia, Valencia, Castilla y León, Asturias, Cantabria y País Vasco, así como en la provincia de Teruel dentro de la Comunidad Autónoma de Aragón.
No se ha notificado la presencia de la enfermedad hemorrágica, aparte de los dos archipiélagos, en Galicia, País Vasco, Navarra, La Rioja y Cataluña
El avance de enfermedad se ha acelerado considerablemente en las últimas semanas y las organizaciones agrarias han pedido un plan coordinado de control de la misma así como ayudas a los ganaderos afectados. El ministro de Agricultura en funciones, Luis Planas, anunciaba el pasado 1 de septiembre que en las dos próximas semanas se reunirá con las comunidades autónomas y el sector ganadero para coordinar medidas de control.
Hay que apuntar que actualmente no existen vacunas autorizadas en la UE frente a esta enfermedad. Dado que se transmite a través de un mosquito, una de las medidas que se recomienda para su control consiste en la lucha vectorial, mediante el empleo de insecticidas y repelentes en animales, medios de transporte e instalaciones, así como el uso de insecticidas y larvicidas para el control de las posibles zonas de cría.
El Ministerio de Agricultura ha recordado la importancia de comunicar inmediatamente a los servicios veterinarios oficiales cualquier sospecha en las especies susceptibles, domésticas y silvestres, para valorar el impacto de la enfermedad y su distribución. Además de las medidas de desinsectación de animales e instalaciones, recomienda el tratamiento sintomático de los animales enfermos tan pronto como aparezcan los primeros síntomas en los mismos.
